INTERVENCIÓN ESTATAL ES IGUA A… ¡CIUDADANOS INÚTILES!
¿Cuántos de los
ciudadanos con que cuenta este país se han cuestionado alguna vez la existencia
de ese siniestro ente al cual llaman “gobierno”? la respuesta a esta
interrogante muy probablemente no sea algo que en definitiva quieran saber
puesto que, están tan acostumbrados a su presencia e influencia en el ámbitos
de sus vidas, que ven como algo normal –fruto de la costumbre- toda una serie
de deficiencias y anomalías que se hacen cada vez más notorias.
Y es que, desde
que todos los ciudadanos tienen memoria, siempre han considerado que la
existencia del Estado – providencia, es algo a lo cual todos tienen derecho,
porque simplemente siempre ha estado ahí. De esa cuenta, los servicios que
gracias a la ignorante “voluntad de las mayorías” –falsa democracia, por cierto-
tiene a bien proporcionar abarcan: la educación, salud pública, seguridad
social, policía y ejército, carreteras, cobro de impuestos, organismo
legislativo, asesores del congreso, organismo ejecutivo, secretarías, embajadas,
consulados, Universidad estatal, deporte y recreación, bolsa segura, defensa
del trabajador… y en fin, la lista es bastante larga.
Acorde al
listado anterior, cabe preguntarse de nuevo ¿Cuántos de estos servicios son en
realidad estrictamente necesarios para el ciudadano? Pero también ¿Cuáles de
estos tienden a convertirlos en seres patéticos e inútiles? La verdad fría y
objetiva es que ¡Todos ellos han convertido a los guatemaltecos en general en
seres verdaderamente ineptos! Precisamente porque, a través de décadas de
inconsciente adoctrinamiento keynesiano han aprendido a vivir bajo un sistema
en el cual el “Dios todopoderoso” gobierno, es quien tiene la obligación de
resolverles todos sus problemas.
Y esto es
derivado de que casi todos esos servicios se prestan de forma gratuita, lo cual
evidentemente ante la pobreza que el mismo sistema interventor ha generado, no
desagradan de ninguna manera a nadie, aún y cuando los ya mencionados son de
pésima calidad y pese a saber esto, el gran “consuelo de tontos” es que “mal
con ellos, pero sin ellos peor”, lo cual es la demostración más palpable de la
inutilidad impuesta de forma sistemática, en la mente de las personas.
No debe extrañar
a nadie este proceder, puesto que todos los sistemas con base ideológica colectivista
siempre han partido de la premisa de que la sociedad es susceptible de ser
programada e influenciada de forma tal que siga sin ningún tipo de
cuestionamiento, las órdenes y mandatos del magnánimo aparato gubernamental,
siendo esta la premisa racional constructivista que rige a los sistemas
mencionados.
Véase el ejemplo
de lo que sucede con un niño que es mimado y consentido por su familia. Si el
niño hace “berrinche” porque no le compraron el juguete que deseaba, los padres
consentidores harán todo lo posible para que mantenga una actitud pasiva, de
tal manera que tratarán de satisfacer todos sus deseos, y puesto que, esta
conducta continúa en la pubertad, cuando llegue a la etapa de desarrollo
adulto, seguirá pensando en términos de que alguien más tiene la obligación de
satisfacer sus deseos y de resolver sus problemas, siendo así como se convierte
en un ser sin capacidad de razonar lo que sucede en su entorno, por lo que ante
los cambios inexorables que provienen del exterior, se encontrará totalmente
inutilizado para aceptar ese giro de paradigma porque le perjudica en su
“Status quo” de bienestar permanente al que ya está inevitablemente habituado,
porque se ha convertido en un ser sin iniciativa, sin dinámica y estático; en resumen:
¡En un perfecto inútil!
Es así como, la
sociedad guatemalteca lamentablemente, encaja demasiado bien en la descripción
anterior, pero esto se debe al temor que en definitiva generan los cambios que
impulsan al mundo y que como diría Thomas Kuhn “se sustituyen los viejos
paradigmas por otros totalmente nuevos”.
De esta manera,
las condiciones de un mundo globalizado, que cambia velozmente, y que además se
abre cada vez con mayor amplitud al liberalismo económico –tal es la percepción
de quien esto escribe- obligarán por su propio peso, a cambiar el viejo
paradigma de la dependencia absolutista e igualitaria del Estado benefactor, de
tal manera que quienes no logren adaptarse a estos cambios sucumbirán
inevitablemente, si no despiertan del largo sueño intervencionista.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
1.
Von Mises, Ludwig. Crítica del
Intervencionismo (El mito de la tercera vía). (2001) Unión Editorial, España.
Quetzaltenango,
28 de mayo de 2014.
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