ARTÍCULO NO. 6
LA GUERRA Y LA PAZ: O
LA ENCRUCIJADA DE LAS NACIONES
“Precisamente a través
de las guerras es como consigue el Estado hacerse con sus propiedades:
hinchando su poder, su tamaño, su arrogancia, su dominio absoluto sobre la
economía y la sociedad…” Murray N. Rothbard
En 1,868, el escritor de origen ruso Lev
Nikolayevich Tolstoi (León Tolstoi), presentó al mundo la que quizás haya sido
la más significativa de sus obras “La guerra y la paz”; en la misma narra la
vida de muchas personas de toda clase social y situación a lo largo de un
período de cincuenta años de la historia de Rusia, y que se extiende desde las
guerras napoleónicas hasta inclusive después de la mitad del siglo XIX.
Fue precisamente en esa etapa histórica durante
la cual se desarrollaron varios sucesos bélicos importantes en dicha región del
mundo tales como: la campaña militar rusa en Prusia que tuvo como desenlace la batalla de
Austerlitz, asimismo la invasión francesa a través de la batalla de Borodin y
el incendio de Moscú. A través de este relato, Tolstoi trata de demostrar
erróneamente desde el punto de vista de quien esto escribe, que la historia de
los seres humanos, no es ni más ni menos que la historia de la guerra como una
realidad nefasta que desemboca en los peores sentimientos y en la atrofia de la
inteligencia de la sociedad.
No puede negarse que todo conflicto bélico,
tiene por sí mismo consecuencias nefastas en todos los territorios en donde
tiene lugar, de ahí que la guerra si bien es totalmente real, no por ello debe
sentenciar la historia de los seres humanos en el peor de los escenarios. Y si
bien es sabido que cada Estado dentro de su política exterior busca establecer
relaciones políticas y económicas frente a otros, definitivamente esto no lo
hace ni de mala fe, ni apelando a agendas ocultas o teorías de conspiración,
tan abundantes en estos tiempos.
En estos casos en particular, más bien de lo
que se trata es de entablar relaciones que sean de mutuo beneficio a través de
los procesos de intercambio libres y espontáneos. Y aunque es cierto que cada
nación a través del Estado ejerce cierto monopolio en el uso de la fuerza, como
menciona Rothbard, M., si este poder se utiliza con todas las prerrogativas
concedidas para este fin por los ciudadanos de un país –esto es sin imponerles límites
a los gobiernos- entonces la situación pasa de asegurar el bienestar de los
miembros de la sociedad, a ejercer sobre los mismos una coacción sistemática
que atenta contra la propiedad privada y las libertades individuales,
convirtiéndose así en una aberración del poder.
El mismo autor, hace mención de dos tipos de
conflicto: los ofensivos y los defensivos. En el primer caso, esto representa
una agresión injustificada de parte de una persona contra la propiedad y los
derechos de otra, simplemente porque desea obtener por la fuerza lo que por su
trabajo no puede lograr, siendo esta una acción que merece así un castigo.
Pero, en la segunda situación, la persona sometida a un agravio por parte de
otra, bajo las condiciones ya mencionadas con anterioridad, tiene el derecho a
ejercer su legítima defensa ante la transgresión violenta de su propiedad o de su
vida, con lo cual se justifica de acuerdo al instinto básico de la
supervivencia a eliminar al agresor inclusive.
Toda esta explicación no hace más que demostrar
los inconvenientes que se derivan del ejercicio de la guerra entre naciones, ya
que, sea por las razones que fuere, si un país agrede a otro, lo que provocará
con el estallido del conflicto es la derivación de toda una serie de sucesos
impredecibles para las naciones envueltas en él.
Dichos sucesos abarcan así, en primer lugar; el
alistamiento militar forzoso para los ciudadanos en condiciones de ir al frente
de batalla con sus consiguientes secuelas sociales y familiares.
En segundo lugar, la general escasez de
productos básicos para la subsistencia humana, derivado del hecho de que las
inversiones de capital que antes se destinaban para este fin, se han trasladado
a la industria armamentista, reacondicionando fábricas para producir armamento.
Y en tercer lugar; debido a las restricciones
al comercio exterior (importaciones y
exportaciones), la economía se paraliza y el trabajo también es escaso,
y puesto que para financiar la guerra, se requiere dinero, los gobiernos en pugna
a través de sus bancas centrales, emiten así, moneda “de mentiras” –sin ningún
respaldo- lo cual provoca inflación y debido a que el dinero disponible en los
bolsillos de los ciudadanos ya no alcanza para satisfacer sus necesidades
mínimas, la decisión más razonable es huir de la zona de conflicto, abandonando
muy a su pesar todo aquello que poseían y que les arrebató la guerra.
Situaciones como las anteriormente descritas
pueden observarse hoy en día en países como Irán, Siria, Israel, Corea del
Norte, República del Congo y Venezuela, en donde los conflictos armados, no
parecen tener fin, pero que al final puede concluirse que son provocados
directamente por los gobiernos de turno, que ante la adjudicación ciudadana y
constitucional de plenos poderes y arrogándose el derecho absoluto sobre sus
ciudadanos, buscan en el conflicto la solución a los problemas internos que no
son capaces de resolver, de ahí que las naciones bajo esta situación se
encuentran en una encrucijada al tener que elegir entre la guerra y la paz para
poder progresar, algo que para la mayoría de políticos partidistas parece ser
muy difícil de entender.
“La democracia es el corolario de la economía de mercado en los asuntos
internos, la paz es el corolario en cuanto a la política exterior…” Ludwig Von
Mises
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
1.
Rothbard,
Murray N. La ética de la libertad. Segunda edición (2009). Unión Editorial,
España.
2.
Von
Mises, Ludwig. Crítica del intervencionismo; el mito de la tercera vía. (2001).
Unión Editorial S.A. Colombia, Madrid
3.
http://www.sinopsis10.com/e/la-guerra-y-la-paz-sinopsis/
Quetzaltenango, 15 de mayo de 2014.
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