ARTÍCULO
NO. 4
VALLE
DEL PARAÍSO: O… CÓMO SE INVENTÓ EL GOBIERNO
“Si un
hombre es mi servidor, mi agente o mi abogado, asumo necesariamente la
responsabilidad de todos los actos que ejecuta dentro de los límites de los
poderes que le he conferido…” Lysander Spooner
Hace mucho tiempo… en un país no
muy lejano… existía un lugar llamado “Valle del Paraíso”, dicho lugar contaba
con una posición geográfica envidiable, con un clima templado, grandes bosques,
ríos y riachuelos además de una imponente cadena de montañas, mismas que le otorgaban una vista y un paisaje como pocos
lugares en el mundo poseían. De la misma manera, sus tierras podían
considerarse como excelentes para el cultivo de frutas y hortalizas,
conjuntamente con sus pastizales, los cuales eran más que apetecibles para quien
deseara dedicarse a la ganadería y actividades afines.
Hablando en términos generales,
el lugar era propicio para todas aquellas personas que desearan asentarse y
comenzar así una nueva vida, alejadas de la opresión, la falta de oportunidades
y la escasez que era evidente en otras latitudes. De esa cuenta y ante la política
general de inmigración que el país en donde se encontraba ubicado este valle
estaba promoviendo, comenzaron a llegar así, familias de todas partes del
mundo, con no más equipaje que sus sueños e ilusiones y por supuesto, un gran
deseo por trabajar.
De esa cuenta a lo largo y ancho
del país, comenzaron a asentarse estos grupos que aún y cuando provenían de
distintos países y culturas, lograban armonizar entre sí estableciendo en la
mayoría de los casos vínculos fraternos que les fueron de suma utilidad
posteriormente, cuando comenzaron a llevar a cabo procesos de intercambio.
En el caso de “Valle del Paraíso”
esto no fue la excepción, siendo de esta manera como a dicho lugar llegaron las
primeras familias, siendo ellas “Los Picapiedra”, “Los Monster” y “Los
Peluche”, quienes dieron así inicio al proceso de colonización de dicho lugar, ocupando
aquellos territorios ricos y fértiles que eran sobreabundantes para trabajarlos,
pudiendo así disfrutar de los productos de la tierra ejerciendo de esta manera,
a través de la aplicación del trabajo y la transformación de sus recursos, su
derecho a la propiedad privada.
Al inicio de este proceso, los
mismos colonos pertenecientes a las tres familias mencionadas, comenzaron a
intercambiar bienes y servicios a través de trueques con lo cual cada una
lograba satisfacer sus necesidades, pero gracias a la división del trabajo y su
posterior especialización, las actividades se hicieron más productivas, lo cual
permitió extender el comercio local hacia los mercados vecinos, gracias a la generación
de excedentes, lo que permitía así no solo satisfacer las necesidades de otros
interesados en ello, sino que además las familias de “Valle del Paraíso” podían
así adquirir otros bienes que necesitaban y hasta otros que no eran de
naturaleza indispensable.
Todo marchaba muy bien en este
utópico lugar, hasta que una serie de incidentes al interior de los territorios
ocupados por los colonos, cambió las cosas por completo. Sucedió que en la
granja de “Los Picapiedra” se suscitaron una serie de robos de gallinas, de lo
cual dicha familia responsabilizó del hecho a la familia “Monster”, éstos
inmediatamente alegaron su inocencia en el hecho aduciendo que no tenían ningún
motivo para hacerlo, aunque era evidente que esta familia por la naturaleza
eminentemente agrícola de sus actividades, no criaba gallinas.
Ante tal situación ambas familias
comenzaron a agredirse mutuamente tanto de forma verbal como física, lo cual
estaba creando un cisma cuyas consecuencias no podían preverse de continuar tal
situación. Fue así como ambos grupos se reunieron en una asamblea para limar
sus asperezas, misma en la que plantearon la necesidad de que hubiera una
persona o grupo de ellas que se hiciera cargo de vigilar que los miembros de la
comunidad no cometieran ilícitos y que tampoco se agredieran entre sí. Esto se
lograría mediante la emisión de una serie de leyes escritas que señalarían las
sanciones a las cuales se haría acreedor quien alterara el orden dictado en
dicha legislación.
De esta manera, propusieron que
quienes podrían llevar a cabo dicha tarea podrían ser los miembros de la
familia “Peluche”, quienes eran reconocidos por su honorabilidad y observancia
de las normas generales, abstractas y de recto comportamiento, mismas que, como
resultado de la costumbre se habían impuesto por la comunidad aunque no de
forma escrita.
Así y por unanimidad, la familia
“Peluche” se hizo cargo de ejercer control en las acciones de los miembros de
la comunidad de “Valle del paraíso”, situación que durante un tiempo muy corto
funcionó bien, sin embargo, la comunidad comenzó a demandar algunos servicios
que consideraba como necesarios y urgentes, como el suministro de agua potable
y la electricidad, y puesto que se sentían muy cómodos con la acción vigilante
que les proporcionaba la familia “Peluche” decidieron que ellos les brindaran
dichos servicios, ante lo cual ellos accedieron de buen grado.
Sin embargo, los miembros de la
familia “Peluche” hicieron la observación de que para lograr esto, se hacía
necesario recaudar entre los miembros de la comunidad una serie de
contribuciones o impuestos que servirían para ofrecer estos servicios, ante lo
cual la mayoría de los miembros de la comunidad estuvieron de acuerdo porque esto los desobligaba de brindar y financiar
directamente dichos servicios ellos mismos.
Al ver la complacencia y
beneplácito que las familias mencionadas mostraban ante el otorgamiento de
estos poderes adicionales a la familia gobernante, la familia “Peluche” comenzó
a idear la creación de nuevos servicios como el transporte, el correo, parques,
calles y avenidas y hasta la venta de artículos básicos, y puesto que lo
recaudado a través de los impuestos ya no era suficiente para llevar a cabo
dichas obras, decidieron arbitrariamente aumentar la recaudación fiscal
mediante la implementación de nuevos tributos, lo cual ya no fue del agrado de
las familias “Picapiedra” y “Monster”.
Sin embargo, la suerte ya estaba
echada y no había vuelta de hoja, ya que sin darse cuenta, la misma comunidad
cayó en la trampa de otorgarle a una familia gobernante más poderes de los que
eran necesarios, con lo cual éstos a su vez, se convirtieron así en “Asaltantes
con licencia” otorgada legalmente por los incautos ciudadanos, quienes por no
promover estos servicios que podrían haberse ofrecido de forma privada, ahora
debían aguantar las consecuencias de su insensatez soportando las disposiciones
de la familia “Peluche”.
Poco tiempo les basto así, a
estos individuos el darse cuenta de que habían creado a un monstruo insaciable,
corrupto y hambriento de coacción, siendo esta la manera mediante la cual se
inventó al gobierno interventor.
“El
hombre debe saber dominarse en todo momento y circunstancia en que le toque
vivir…” Ludwig Von Mises
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1.
Von
Mises, Ludwig. Crítica del Intervencionismo (El mito de la tercera vía). (2001)
Unión Editorial, España.
2.
Rothbard,
Murray N. La ética de la libertad. Segunda edición (2009). Unión Editorial, España.
Quetzaltenango, 14 de mayo de
2014.
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