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ENSAYO FINAL PLATÓN HEGEL Y MARX: SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD ACTUAL


ENSAYO FINAL LA SOCIEDAD ABIERTA Y SUS ENEMIGOS

PLATÓN, HEGEL Y MARX: SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD  ACTUAL

“El marxismo solamente constituye un episodio, uno de los tantos errores cometidos por la humanidad en su permanente y peligrosa lucha por construir un mundo mejor y más libre…” Karl Popper

No cabe la menor duda en cuanto al hecho de que, la antigua civilización griega, generó importantes aportes al mundo occidental. Dicho aportes lo constituyeron entre otros: las ciencias aplicadas, las matemáticas, la política, la escultura, la poesía y las artes, como también las ciencias filosóficas, con sus universalmente reconocidos representantes, siendo ellos Sócrates, Aristóteles, Heráclito y por supuesto el más admirado de todos, Platón de Atenas.

Este devenir de la ciencia en una época tan lejana como hace ya más de dos mil quinientos años, fue así la luz que se extendió por todos los países occidentales comenzando por el Imperio Romano y extendiéndose posteriormente hacia todo el mundo, jugando un rol determinante en la forma de pensar de los intelectuales de la Edad Media, quienes sometidos ante la rigurosa vigilancia de la Iglesia Católica, comienzan a cuestionar su injerencia y opinión en cuestiones y problemas que tienen una explicación lógica y no metafísica o espiritual.

Es así como empieza la revolución científica occidental que cuestiona seriamente los planteamientos de los religiosos, Pontífices y sacerdotes en su momento, para quienes es más provechoso mantener la mentalidad de las masas, dentro del más absoluto oscurantismo medieval.

Sin embargo, y aunque toda esta ciencia de origen heleno sin temor a equivocarnos, ha generado bienestar y progreso a los seres humanos integrados en núcleos sociales, también y como contraparte, desde el ámbito de la filosofía, los escritos e ideas de Platón, han ocasionado serios debates ideológicos particularmente en asuntos como la libertad, la economía y la ciencia política.

De esta manera, es imprescindible contribuir desde esta trinchera, con un comentario objetivo con relación a las doctrinas historicistas que fueron el eje central del discurso de Platón y que posteriormente heredaron tanto Friedrich Hegel como también Karl Marx, siendo este último quien le otorgó el pincelazo final a estas ideas con la divulgación del ideal socialista de corte totalitario.

Dicho lo anterior, se puede partir así, de la doctrina historicista cuyo postulante es por supuesto el filósofo griego Platón, quien a partir de ésta, plantea la hipótesis en función de que la historia del hombre como área científica del saber, está sujeta a ciertas leyes de tipo natural, mismas que señalan solo existe un camino ineludible para la sociedad con relación a su destino esperado hacia el futuro y que son de esta manera, los ciudadanos que integran las castas más importantes en la sociedad, quienes saben muy bien cuál es ese destino y que por lo tanto, deben sujetarse a él a través de esta clase gobernante, la cual a diferencia de las demás castas consideradas como inferiores, goza de particulares y singulares privilegios, como el derecho a la educación y la portación de armas, vedándoles al mismo tiempo, el derecho a dedicarse a cualquier actividad comercial o empresarial ya que estas eran consideradas por los griegos en general, pero particularmente por Platón, totalmente indignas de una casta gobernante ya que este era precisamente el trabajo de los esclavos.

Adicionalmente a estas propuestas, se puede notar de la misma manera, cierto deseo quizás hasta obsesivo por parte de Platón a imponer sus ideas con la evidente intención de ser él mismo quien sea considerado y propuesto para ser gobernante de Atenas, y aunque sus pensamientos fueron tomados muy en cuenta por la clase gobernante, prefirieron relegar al filósofo a una posición menor, lo cual de alguna manera evidenciaba el recelo que hacia él manifestaban quienes le rodeaban y ostentaban posiciones de poder.

Se marca entonces una frustración intrínseca en la vida de Platón, para quien como suele suceder con los megalomaníacos o hambrientos de poder, creen ser los dueños de la razón absoluta y que, cuando no se las otorgan despotrican en contra de todo quien se les oponga, siendo ésta en sí misma una conducta irracional que no puede ser pasada por alto sobre todo cuando se trata del filósofo más grande del mundo antiguo.

Parte de la personalidad de Platón y que se ve reflejada en el contenido de sus obras tales como “La República”, “Los diálogos” y “Las leyes”, en sí no hace más que hacer una continua mención a favor de corrientes tales como el racismo, la esclavitud, los privilegios para cada casta y la omnisciencia del Estado quien es el único facultado para resolver la problemática de la nación a través de sojuzgarla y coaccionarla.

De esta forma y a manera de síntesis, puede decirse que Platón, siendo tan admirado y enaltecido en el contexto de la filosofía, fue sin que la mayoría de personas lo sepan –o inclusive el mismo-  el principal ideólogo de las corrientes historicista, nacionalista y socialista, proporcionando las bases filosóficas que sustentan particularmente a este último que impulsado como doctrina casi a finales del siglo XIX por Karl Marx y Friedrich Engels, ha sido el responsable de las peores calamidades que millones de seres humanos indefensos han sufrido a lo largo del siglo XX y aún en las primeras dos décadas del siglo XXI.

No cabe duda de esta manera, de que la influencia de Platón ha sido muy poderosa y que se ha constituido en el caldo de cultivo, de aquellas mentes perversas que, aprovechándose de las limitadas libertades de que gozan los ciudadanos en un país, son capaces de manipularlos en nombre del bienestar y la igualdad –los cuales jamás se dan-, para lograr fines e intereses ocultos que solo expolian a la población quitándoles inclusive aquello que ni siquiera poseen.

El verdadero reto entonces, conlleva por parte de la sociedad académica en combatir estas nefastas formas de pensar, pero a través del análisis crítico y reflexivo no solamente a título personal sin que de la sociedad en general ante la cual es necesario brindar la suficiente información que les permita descubrir y cuestionar los peligros que implican conceptos tales como el socialismo, la redistribución de la riqueza y el intervencionismo estatal, siendo este último una forma más refinada de llegar al colectivismo, pero de forma gradual mediante el ascenso paulatino a los puestos más importantes de poder, siendo esta forma de socialismo conocida también con el nombre de “Socialismo Fabiano”.

Siglos más tarde surge otra doctrina filosófica que le otorga seguimiento a las ideas platónicas, siendo impulsada en Alemania por el filósofo Friedrich Hegel, y a la cual suele denominársele como “Hegelianismo” o “Idealismo filosófico” el cual también tiene como base el historicismo de Platón y por el cual considera que el estudio de la historia viene a constituirse en el mejor método para el estudio de las llamadas ciencias sociales, puesto que al ponerla en práctica desde el punto de vista del análisis se haría posible establecer algunas tendencias que en definitiva permitirán saber hacia dónde se dirigen las sociedades pudiendo así prever su desarrollo histórico.

Al igual que en el caso de Platón, el idealismo hegeliano que quizás se encuentra repleto de las mejores intenciones, no es en ninguna medida ni mejor ni superior que su origen filosófico, puesto que esto hace presuponer que el futuro ya se encuentra escrito y que el ADN de la historia ya trae pre configurado el desenlace de la humanidad, como si se tratase de una sentencia universal de muerte, misma que es inevitable. La verdad es que, si esto fuera cierto ningún sentido tendría el llevar a cabo cualquier tipo de emprendimiento o iniciativa individual, porque si el futuro ya está escrito ¿Para qué esforzarse por cambiarlo? Lo anterior viene siendo de alguna manera casi como afirmar que aquella persona que ha nacido bajo la peor de las pobrezas, y que quizás posee toda una serie de antecedentes familiares con las mismas características, no podrá jamás salir de ese estado, aunque haga los mayores esfuerzos por lograrlo. De más decir que esto es totalmente falso.

Por ello no es de extrañar el hecho de que una sociedad como la Alemana, refleje aún en sus actitudes y comportamientos ese idealismo hegeliano y que aunque en el momento actual quizás es más flexible que en el pasado, tuvo que pasar por un régimen nacional socialista y dos guerras mundiales derivadas de la intolerancia, el racismo, el genocidio y la exclusión propias tanto de Hegel como de Platón, lo cual si hubiese podido ser cuestionado en su momento por la élite intelectual de la época, quizás no hubiera derivado en ese desastre historicista cuyas consecuencias aún paga la humanidad.

Al igual que con Platón, dentro del idealismo de Hegel, también juega un rol importante el Estado como máxima autoridad, manteniendo de la misma manera muchas similitudes, particularmente aquellas que tienen que ver con quienes ostentan el poder. De este modo se pueden notar estrictos controles en todos los ámbitos de la sociedad, tales como: en la política, el acceso a la educación proporcionada por el Estado, el sistema financiero, la vida privada y la libertad.

En ese sentido y a manera de “lavado de cerebro” políticamente hablando, los ciudadanos casi sin darse cuenta le otorgan al Gobierno plenos poderes bajo el precepto historicista hegeliano de que “los mejores ciudadanos” son quienes saben lo que mejor le conviene a las grandes mayorías, lo cual les permite someter sistemáticamente su voluntad.

Y es importante resaltar que, en los últimos ciento veinte años, este ha sido el comportamiento que ha caracterizado a los ciudadanos en todo el mundo, quienes esperan que el ente superior –El Estado- les resuelva sus problemas bajo el principio del menor esfuerzo, lo cual en el mediano y largo plazo tiene un precio  muy alto para las sociedades abiertas comprometiendo las libertades de las cuales gozan.

Por último, y para complementar el presente comentario, se impone abordar el corolario de esta serie de doctrinas y filosofías que han suscitado una polémica general en todos los ámbitos del progreso de la humanidad, siendo este el representado por la doctrina Marxista, cuyos fundamentos fueron dados a conocer casi a finales del siglo XIX por el sociólogo Karl Heinrich Marx.

No existe duda alguna en cuanto a que Marx fue inspirado profundamente tanto por Platón como por Hegel, fusionando sus ideas para construir una doctrina que si bien tal y como lo menciona Karl Popper, contiene muchos aciertos en el análisis económico, las soluciones planteadas para resolver esos problemas están muy lejos de ser las más acertadas, ya que las mismas obedecen a los mismos criterios de totalitarismo expresados tanto por los alemanes como por los griegos, los cuales bajo el falso argumento de la explotación del hombre por el hombre porque no existe más remedio, llevan en sí la consigna de que el proletariado acceda al poder por medio de la violencia si es necesario, implantando de la misma manera un sistema igualitario de justicia social y de redistribución de la riqueza, lo cual al final se convierte en una explotación del hombre por el Estado.

Esta idea que vale la pena mencionar, se ha vendido muy bien en aquellos países en donde el intervencionismo estatal con privilegios ha campeado, al final termina ganando adeptos tomando como pretexto al sistema democrático con diferentes y atractivos nombres como “Social democracia”, “Democracia Cristiana”, “Democracia revolucionaria”, “Partido laborista”, etc., los cuales al final no son más que la figura socialista de Lenin y Stalin, solamente que corregidas y aumentadas, y por supuesto, disfrazadas de una Democracia mal entendida como “El gobierno de las mayorías”, siendo su verdadera interpretación como diría Karl Popper: “La autoridad de los ciudadanos para cuestionar y despedir a los funcionarios del Estado”.

Como punto final, puede afirmarse con toda certeza que, Platón, Hegel y Marx son así en función de sus aportes, los componentes del un triángulo filosófico generalmente aceptado por la élite intelectual del mundo moderno y que representan un peligro en ciernes para la sociedad abierta, entendiéndose esta como aquella en la cual los individuos pueden ejercer sus derechos y libertades sin ningún tipo de coacción ya sea esta gubernamental o de grupos de presión, los cuales por su naturaleza ambiciosa misma que va en contra de los intereses de la mayoría, pretenderá siempre perpetuarse en los círculos de poder.




Bibliografía



Popper, K. R. (2015). La sociedad abierta y sus enemigos.



Quetzaltenango, 7 de mayo de 2015.

Comentarios

  1. Lic. gusto en saludarle, gracias por compartir aquí sus ensayos casi los e leído todos, pero me llama la atención este ultimo de la Sociedad abierta y sus enemigos, hace unos días buscando información en la web, empece a leer sobre lo que significa y es la empatia, así que me encontré con un autor de nombre Jeremy Rifkin quien habla sobre La Civilización Empatica, basándose en varios ejemplos desde la era primitiva hasta nuestros días.
    A pesar de los grandes aportes que han dejado los filósofos de la Antigüedad creo que por un lado el estudio de la empatia como civilización en nuestra sociedad actual podría ser un aporte interesante ya que a existido desde siempre, a la corriente de las teorías y pensamientos que usted aborda en sus ensayos, puesto que viene como una contradicción a varias teorías como el capitalismo, el racismo, la esclavitud entre otros.

    Adjunto el link del video https://www.youtube.com/watch?v=ETLqtJzKa2o

    Saludos,

    Walter Geovani Gomez Lopez.

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