ARTÍCULO
NO. 7
POLÍTICA
TRIBUTARIA Y DESPILFARRO GUBERNAMENTAL
“La imposición progresiva
obstaculiza el progreso económico, fomentando la rigidez y el inmovilismo…”
Ludwig Von Mises
No
cabe la menor duda el hecho de que pagar impuestos en un país como Guatemala es
un verdadero calvario, por un extremo se evidencia que para poder pagarlos es
necesario llenar toda una serie de engorrosos trámites que al final terminan
desesperando al contribuyente quien cada vez que tiene que hacer esto se
pregunta ¿A dónde irá a parar todo lo que me retienen y/o pago?, mientras que
por otra parte y quizás la más sensible se centra en cuestionar: ¿Valdrá la
pena la forma en que gasta el gobierno los impuestos pagados por los ciudadanos?
En
ese orden de ideas, es notable la preeminencia que dentro del orden tributario
nacional posee el llamado “sistema progresivo de pago de impuestos” el cual
consiste en gravar con tasas impositivas más altas a los contribuyentes
mientras mayores son sus ingresos, teniendo esto como justificación y argumento
la ya agotada y desgastada justicia social. Desafortunadamente para quienes
tributan este ha sido quizás el principal mecanismo utilizado por el ente
estatal para lograr así la equitativa redistribución de las rentas, pero
tampoco es el único.
Cabe
resaltar con la finalidad de dejar constancia histórica, que los impuestos
progresivos se caracterizan en la época actual por poseer una especie de
categoría especial, debido a que fueron introducidos en épocas pretéritas de
forma maquiavélica mediante falsos argumentos, tal es el caso de Karl Menger y
Friedrich Engels, quienes en 1848 propusieron este tipo de impuestos para que
el “proletariado” haciendo uso de su poder totalitario le fuera quitando
paulatinamente a las clases sociales pudientes su capital.
Si
todo lo anterior le parece al apreciable lector ya conocido, es porque
precisamente en este momento dichas políticas están siendo aplicadas por el
gobierno de turno. Efectivamente, dentro de la coyuntura del Organismo
ejecutivo, en cuanto a reducir gastos porque los expertos del Ministerio de
Finanzas “no le atinaron” al monto de la
recaudación tributaria, se anticipan varios recortes en los respectivos
presupuestos. Y no es que quien esto escribe se oponga a limitar esas
erogaciones, sino que llama la atención en qué renglones se pretende hacer
esto.
Entre
los gastos que se verán limitados destacan principalmente: los viajes al
exterior de funcionarios, gastos por combustible, comida, vehículos, maquinaria
y equipo de computación. De la misma manera los ministerios y las dependencias
no podrán ofrecer tampoco bonificaciones y otras prestaciones laborales.
Hasta
aquí el asunto parece ir bien; sin embargo, llama poderosamente la atención que
entre los programas que no tendrán recortes se encuentran principalmente los
que administra el Ministerio de Desarrollo Social, luego se encuentra la
Seguridad y Comunicaciones. Como puede notarse, se están quitando recursos en
dependencias en las cuales éstos son mucho más urgentes, con lo cual se
demuestra una vez más la presencia de la corriente socialista que ha regido a
los gobiernos de los últimos 15 años, quienes con el afán de ganar votantes
cada 4 años se amparan en la justicia social distributiva para tener la
oportunidad de seguir perpetuándose en los cargos, cosa que por lo menos en el
ámbito de la Presidencia ningún partido ha logrado.
Al
final es más que evidente que un gobierno que asume más funciones de las que le
competen y que además no saber proyectar sus gastos, incurre en un gran
despilfarro de recursos, mismos que le cuestan a la población guatemalteca, al
inversionista y también al ahorrante, quienes ven con ojos impávidos cómo
posteriormente a “meter la pata” se toman
medidas de tipo reactivo que no ofrecen ninguna solución a los verdaderos y
urgentes problemas.
¿Qué
acciones podrían tomarse en este orden de ideas? En primer lugar, el ente
facultado para auditar el gasto público es la Contraloría General de Cuentas,
la cual debe velar por la eficiente ejecución presupuestaria, debiendo por esto
reorientar su rol fiscalizador como tal, deduciendo las responsabilidades
correspondientes en materia de los recursos que utiliza el gobierno.
En
segundo lugar los 3 poderes del Estado deben evaluar muy seriamente su magnitud
y alcances, mismos que se han salido de control en lo social, político y
económico lo cual provoca una mayor estimación del gasto público. Esto podría
dar como resultado prescindir de dependencias que son a todas luces
improductivas e ineficientes, tales como el Ministerio de Desarrollo Social
entre muchas otras.
En
conclusión; limitar la cobertura del “estado benefactor” evitará en el futuro
inconsistencias en la recaudación tributaria.
“La tributación
progresiva desconoce el único principio de justicia económica universalmente admitido:
A igual trabajo, igual retribución…” Friedrich A. Hayek
BIBLIOGRAFÍA:
Hayek,
Friedrich A. Los fundamentos de la libertad. Cuarta edición (1975), Unión
Editorial. España
Gamarro,
Urías. Prensa Libre. Artículo: Ministerios deben evitar despilfarro. Publicado
el lunes 20 de mayo de 2013. P 3.
Quetzaltenango,
25 de mayo de 2013
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