ARTÍCULO NO. 2
EL CAPITALISMO COMO INCENTIVO
DE LA CREATIVIDAD
“Cualquier resultado
de la creatividad humana no existía antes de ser descubierto o creado
empresarialmente, por lo que su apropiación no puede perjudicar a nadie…” Jesús
Huerta de Soto
Dice un dicho popular que “La necesidad es la
madre de todos logros”, y es que en definitiva el ser humano posee para sí,
todo un bagaje de necesidades insatisfechas, siendo algunas de ellas urgentes y
otras quizás no tanto. En cualquier caso lo que se requiere en este proceso de
satisfacción son precisamente los llamados “satisfactores” representados en la
forma tanto de bienes como de servicios.
De ahí que, si bien todas las personas poseen
necesidades, es por la fuerza de su acción satisfactoria que deben cubrirlas.
Sin embargo es de hacer notar que para poder lograr esto, en la gran mayoría de
los casos se requiere buscar esos bienes y servicios mencionados a través de
procesos de intercambio con otros individuos que los poseen, siendo así como a
través de un medio como lo es el dinero, logra así cubrir sus demandas.
Ahora bien, las personas ya mencionadas, que
poseen los productos que se transan en un mercado de consumidores, de alguna
manera han podido detectar los requerimientos y deseos de los éstos ávidos de
ellos, y es aquí en donde la figura de la libre empresa amparada bajo la sombra
del capitalismo entra en escena de dos maneras, siendo la primera de ellas la
producción, mediante la cual una persona o grupo de ellas, intuye de manera
perspicaz, algún bien o servicio que hace falta en el mercado y es que, su
ausencia denota así su inexistencia, ante la cual esa persona que representa la
figura del inversionista, descubre así una oportunidad para crear ese
satisfactor específico, para lo cual toma sus ahorros y los invierte en un
proceso productivo, convirtiéndose así en un capitalista que contribuye a la
satisfacción de un segmento de mercado.
La segunda manera a través de la cual la libre
empresa interviene en los procesos de satisfacción de necesidades, está
representada por la actividad eminentemente comercial, mediante la cual los
productos generados por la industria, requieren para su distribución masiva, de
intermediarios, cuya función al igual que con los procesos fabriles, requiere
de cierta perspicacia y de capacidad creadora, ya que no todos los bienes y
servicios son demandados en el mercado con la misma intensidad, por lo que de
esta manera al indagar el comerciante acerca de aquellos productos que los
consumidores tienen en mayor estima, lleva a cabo del mismo modo que el
capitalista industrial, una actividad de descubrimiento.
Muchos ignorantes consideran que esta acción,
la de la libre empresarialidad capitalista, es en sí misma inmoral, porque
aparentemente en dicho proceso, el único que se beneficia es el empresario
“egoísta y sin escrúpulos”, pasando por alto el hecho de que esta persona está
contribuyendo a mejorar la vida de la sociedad en general con su actitud de
interés en las ganancias. Pero debe también recordarse a quienes son doctos en
la materia, que el sistema de producción capitalista es totalmente amoral, o
sea que no se puede considerar como “bueno” o “malo” tácitamente, debido a que
es el mercado de consumidores quien decide hacia dónde deben dirigirse los
recursos escasos, y puesto que el sentido común dicta que debe premiarse a
quien mejor sirve a la sociedad, esta decisión la toman así quienes consumen.
De esa cuenta, puede decirse que, la dinámica
de un sistema económico libre, permite a todos aquellos que cuentan con la intuición e inteligencia
necesarios, el descubrir nuevas oportunidades de negocios, de forma innovadora,
ofreciendo valores agregados tanto en los procesos fabriles como en las cadenas
de distribución, para hacer llegar de la manera más económica y rápida posibles,
todo aquello que se demanda para la satisfacción del conglomerado social,
representado por la figura del mercado, puesto que el capitalismo consiste en
producir en masa para las masas.
“La moralidad del
sistema capitalista no sólo depende de su justicia o injusticia, sino también
del grado en que facilita o dificulta el ejercicio de la libertad…” Israel M.
Kirzner
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Kirzner, Israel M. Creatividad,
Capitalismo y Justicia Distributiva. (1995) Unión Editorial. Madrid, España
Quetzaltenango, 18 de julio de
2014.
Comentarios
Publicar un comentario