ARTÍCULO NO. 1
EMPRESARIALIDAD Y DESCUBRIMIENTO
“Mientras el público, con razón o sin ella, siga
pensando que existen profundos defectos morales en el sistema capitalista, el
peligro de que no se permita al mercado operar apropiadamente seguirá siendo
muy serio…” Israel M. Kirzner
Sin lugar a
dudas puede afirmarse que, uno de los principales atributos del ser humano lo
constituye su capacidad creadora, entendiéndose ésta como aquella mediante la
cual los individuos bajo un contexto de libertad o ausencia de coacción, son
capaces de desplegar toda su creatividad e inventiva en el desarrollo de
innovaciones de todo tipo en las diferentes áreas en las cuales estos se
desenvuelven, siendo estas: el arte, la ciencia y el trabajo aplicado.
Es evidente así,
que cuando el ser humano puede hacer uso de su libre albedrío, sin más barreras
que el orden social que caracteriza a las normas abstractas, espontáneas y de
recto comportamiento, las ventajas para la sociedad de esta manera llegan a ser
ilimitadas.
Desde tiempos
inmemoriales, se ha constatado que, aquellas sociedades que le otorgaron un
impulso preferente a la figura de la libertad, son las que han manifestado
un tremendo auge en el progreso de sus
miembros, puesto que las posibilidades en la obtención de conocimientos
aplicados han puesto en las manos del hombre las herramientas que en algunos
casos le han permitido crear o diseñar soluciones factibles para ciertos y
determinados problemas de la vida diaria, pero que en otros, lo que ha provisto
es la posibilidad de llevar a cabo descubrimientos que derivados de la
utilización de las herramientas e insumos con los cuales cuenta, ha encontrado
la solución a muchas dificultades que a primera vista parecían insalvables.
Es importante de
esta manera, tal y como lo manifiesta Kirzner, I., establecer una similitud
entre el proceso creativo y el proceso de descubrimiento. Y es que en ese
sentido, Kirzner plantea el hecho de que la acción de crear viene a convertirse
en un proceso deliberado, planificado y consciente del individuo que genera un
resultado, mientras que el descubrimiento a su vez viene a traducirse en algo
que puede ser inclusive sorpresivo para el descubridor, siendo ambas acciones
afines.
Algunos podrían
decir por ejemplo, que descubrir puede ser el resultado de cometer un error, o
sea que una solución a un problema determinado podría encontrarse, aún y cuando
no haya sido esa la intención de su descubridor. De esta manera, ¿Cuántos descubrimientos
tales como los tratamientos para las enfermedades cardiovasculares, las leyes
económicas y los comportamientos derivados de la acción humana han aportado
verdaderas mejoras a la vida diaria de la mayoría de los individuos? La
respuesta a esta pregunta integra así infinitas posibilidades.
Lo esencial, en
este punto, resalta el hecho ineludible de la existencia de una condición paralela
a la libertad, siendo esta el derecho a la propiedad privada. Este elemento,
puede parecer a simple vista un símil del dicho popular que reza “El que lo
encuentra, se lo queda…”, debido al carácter que posee la potestad de hacer
propio el resultado del trabajo. De esta manera, toda innovación en cualquiera
de las esferas del quehacer humano, le pertenece así a su creador, no teniendo este
de ninguna manera la obligación, dentro del marco de su libertad, de
compartirlo o distribuirlo equitativamente, sin ningún costo para quienes hagan
uso de él.
De esta manera
es como el empresario, que posee una iniciativa que surge de una idea que le
permite identificar toda una serie de oportunidades en el vasto mercado de las
necesidades humanas, muchas veces durante este proceso también descubre nuevas
formas de cubrir esas demandas mediante procesos creativos, mismos que él tuvo
a bien identificar gracias a un proceso inconsciente derivado de su perspicacia
y habilidad para detectar ciertas situaciones particulares que todos los
individuos viven, pero que pocos son capaces de percibir.
Es así como el
emprendedor muchas veces, logra desarrollar una especie de instinto que le
permite anticiparse a los deseos de sus clientes, siendo este el mayor
descubrimiento de todos, con lo cual no solo satisface las necesidades de un
grupo social o mercado en particular, sino que además, logra obtener un
beneficio derivado del buen servicio o producto que les ha ofrecido, lo que le
permite continuar desarrollando nuevas ideas que muy bien pueden catalogarse
como actos creadores, pero que eventualmente podrían traducirse en
descubrimientos.
El asombro y la
sorpresa que implica la actividad descubridora, es en definitiva algo que surge
del libre albedrío del ser humano y que se complementa con la figura de la
propiedad inalienable, y que solo se puede ejercer en un sistema que garantice
aquellos derechos intrínsecos a los que aluden tanto la libertad como la
propiedad, siendo así como el emprendedor sin quererlo, se convierte al igual
que un Cristóbal Colón o un Albert Einstein, en un descubridor de oportunidades
que puede aprovechar en la misma medida que un sistema libre de coacciones e
intervenciones, se lo permita.
“Solo la justicia da lugar a la eficiencia; y
viceversa, lo eficiente no puede ser injusto, de manera que ambas
consideraciones, las relativas a los principios morales y las de eficiencia
económica, lejos de oponerse, se refuerzan y respaldan mutuamente…” Jesús
Huerta de Soto
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
Kirzner, Israel
M. Creatividad, Capitalismo y Justicia Distributiva. (1995) Unión Editorial.
Madrid, España
Quetzaltenango,
17 de julio de 2014.
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