ARTÍCULO NO. 8
¿COMO SURGE EL DERECHO A LA PROPIEDAD?
EL PUNTO DE VISTA DE JOHN LOCKE
“Cada hombre tiene una propiedad común en su propia
persona y a ella nadie tiene ningún derecho, salvo él. El trabajo de su cuerpo
y la labor de sus manos, podemos decir, son propiamente suyos…” John Locke
Seguramente,
el derecho más importante que poseen los seres humanos, está tipificado por
aquel que le permite el uso exclusivo de sus bienes, pudiendo disponer de ellos
como mejor le plazca, siendo esta coyuntura, aquella a la cual los hombres en
una sociedad libre denominan “Propiedad privada”.
Pero
dicha propiedad no comprende únicamente la posesión implícita de bienes
materiales, ya que el ámbito de su accionar abarca un esquema mucho más amplio,
como lo puede ser inclusive, la vida misma. Y es que en definitiva, el hombre
siendo libre posee el derecho, otorgado por Dios, y mencionado por John Locke,
a disponer inclusive de su propia vida, con lo cual ninguna otra persona o
gobierno, independientemente de la ideología que ostente, puede bajo ninguna
causa, transgredir ese beneficio que es totalmente individual, ya que si fuera
colectivo, en ese caso, eso dejaría
abierta la puerta a la potestad de intervenirla.
Ahora
bien, independientemente de lo anterior, ¿Cuándo y de qué manera comienza la
figura de la propiedad? Es evidente que existen antecedentes que históricamente
la legitiman, y sin embargo, esos argumentos han sido esgrimidos y defendidos
por aquellos, cuya ideología tiene como principio la plena igualdad social, y
que en definitiva el liberalismo económico no comparte, puesto que no tiene
razón de causa el aseverar que el hecho de que los bienes se encuentren en
estado natural en una fase primaria, esa condición implique por default, que
pertenezcan a todos por igual.
En ese
sentido John Locke, señala que desde que el ser humano comienza su andar por el
mundo, buscando su destino, en esa época, cuando el mundo y la sociedad aún
eran jóvenes, los bienes que se encontraban en la naturaleza contaban para sí
con una gran abundancia, puesto que sobraban tierras cultivables, flora y fauna para que el hombre dispusiera así de
ella y proveyera su sustento, como también agua y minerales.
En esta
etapa concreta, se evidencia en un primer escenario, la actividad de
recolección por la cual el hombre solo toma de la naturaleza, aquello que le es
necesario para satisfacer sus apetencias; sin embargo conforme crece la
civilización iniciando así su proceso expansionista por el mundo, comienza a
surgir el fenómeno económico de la escasez, lo cual lo obliga a desarrollar la
actividad transformadora a través del trabajo.
Los
bienes que anteriormente eran abundantes y que no requerían para su obtención
de un mayor esfuerzo, requieren ahora de la intervención humana para su
generación, este esfuerzo aplicado así a los bienes en su estado natural, es lo
que posibilita la figura de la propiedad.
No es
posible entonces, como así lo señalan los socialistas, que por el hecho de que
los bienes se encuentran en la naturaleza, la misma es así propiedad de todos,
y que por ello se justifique repartirla de forma igual a los miembros de la
sociedad, puesto que el esfuerzo aplicado en la forma del trabajo como fuerza
transformadora, es precisamente lo que permite el beneficio de la propiedad.
Por
supuesto que la época que se evoca para explicar este proceso, carecía en su
momento de un marco legal regulatorio, que indicara cuáles eran los límites de
la propiedad de cada quien; y es que en ese orden de ideas, no era necesario,
puesto que es justamente bajo esas condiciones cuando surgen las normas
abstractas de recto comportamiento, las cuales sin estar escritas en tinta y
papel, son comprendidas y entendidas por los miembros de esa sociedad
incipiente, la cual a su vez, respeta la
propiedad individual, pudiendo cada quien en función de los frutos de su
trabajo, ser propietario en la medida en que pudiera satisfacer sus
necesidades.
De ahí
que posteriormente al surgimiento de la moneda, y la aceptación de la misma
como medio de intercambio; los hombres en sociedad, comienzan así a amasar
bienes y fortunas, las cuales generan excedentes que son intercambiados entre
otros grupos sociales para asegurar la supervivencia, demostrándose de la misma
manera, la imposibilidad de la existencia de sociedades autárquicas.
De lo
anteriormente expresado puede decirse que, la libertad económica y el
desarrollo de las sociedades actuales, ha sido posible gracias a la existencia
de la propiedad privada, que ha permitido, en aquellos sistemas económicos cuya
base se sustenta en el respeto por la vía legal de los derechos individuales, aquellos avances científicos y tecnológicos
que hacen la vida más cómoda, cosa que no sería posible bajo un sistema que no
permita a los individuos ser propietarios.
“La tierra y todo lo que está en ella han sido dados a
los hombres para sustento y comodidad de su existencia…” John Locke
REFERENCIAS BIBLOGRÁFICAS:
Amurrio, Jesús. Clásicos del pensamiento político I.
3era. Edición (2009). Universidad Francisco Marroquín.
Quetzaltenango, 24 de agosto de 2013.
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