Artículo No. 7
ENTRE MÁS ESTADO, MENOS LIBERTAD
“El hombre retrocede
ante el esfuerzo, ante el sufrimiento. Sin embargo, está condenado por su misma
naturaleza a privaciones sino hace el esfuerzo por trabajar…” Federico Bastiat
“Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la
estratificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de
toda espontaneidad social por el Estado…”
Ortega y Gasset
La historia a través de todas sus
épocas, ha provisto toda una serie de conceptualizaciones acerca de lo que
significan tanto El estado como la Libertad. Desde Platón y Aristóteles,
pasando por los escolásticos tardíos, Maquiavelo, Rousseau, Bastiat y otros no
menos importantes, se ha buscado definir de manera un tanto equivalente estos
dos conceptos, mismos que pueden ser diametralmente opuestos, toda vez que,
tener Estado no significa en el mismo sentido ser libre.
No es extraño tampoco, pretender
así relacionar dichos términos, según la conveniencia de los integrantes de las
masas sociales, las que ven en ambos conceptos una vía expedita para resolver
todas y cada una de sus inconveniencias en el marco de su vida diaria.
De ahí, que se hace necesario
hacer una separación entre ambos términos, misma que permitirá dilucidar porqué
son diferentes entre sí. Por ejemplo; en el particular caso del Estado o
gobierno, que es el nombre con el que mejor se le conoce, puede decirse que
éste no es más que el resultado del acomodamiento de los grupos sociales, que
pretenden sin desearlo realmente, auto eximirse de toda responsabilidad en
administrar de forma particular su vida e intereses, otorgándole así al ente
gubernamental, la potestad de poder disponer de su destino y vidas, lo cual se
ve reflejado en las funciones cada vez mayores que éste lleva a cabo, gracias
al apoyo de la sociedad votante.
De ahí que, servicios como la
educación, la salud, la defensa y la seguridad, en principio le han sido
asignadas al Estado, con el beneplácito de los individuos que ven esta
cobertura como una obligación que debe ejecutar, pero que los convierte al
mismo tiempo en seres irresponsables e indolentes inclusive de su propia vida.
No se dan cuenta estas masas ignorantes, de que están cayendo en una trampa en
la que es muy fácil entrar, pero de la que es muy difícil escapar.
Comodidad, despreocupación,
indolencia; esta es la herencia del Estado benefactor, el que todo lo provee y
por el cual la ciudadanía puede sentirse segura… ¿Será verdad?
Si se revisa el papel del Estado
en la prestación de los servicios ya mencionados, los cuales son mínimos, puede
uno caer en la cuenta de lo pésimos que son en cuanto a satisfacer las
necesidades crecientes de la población en general, puesto que en todos los
casos, las instituciones que tienen a bien proporcionarlos, carecen de
recursos, padecen de huelgas y paros y la obsolescencia en mobiliario y equipo
necesarios, se hace evidente. Entonces ¿Cuál es el beneficio que se obtiene? La
respuesta a esto es un juego de suma cero.
Por otra parte, al referirse al
concepto de libertad, esta es mucho más amplia, tiene un precio, pero vale la
pena pagar por ella. Esta condición indispensable para el desarrollo humano, es
la que permite a los individuos, llevar a cabo cualquier actividad dentro del
marco de las leyes mínimas vigentes. Dichas actividades abarcan todo lo que un
orden social espontáneo puede ofrecer, tales como; la propiedad privada, las libertades
empresariales, intelectuales y sociales, o sea, una vida en Democracia como tal,
y para ello no es estrictamente necesaria la existencia o intromisión del
Estado – gobierno.
De lo anterior, es fácil así
deducir que la intervención estatal en los ámbitos de la vida, no solo
representa un obstáculo para el desarrollo de la sociedad, sino que su
presencia ha sido resultado del racionalismo constructivista, el cual con base
a un diseño predeterminado por hombres con ciertos fines cuyas consecuencias
finales no es posible prever, pretende así la embrutecer a las masas que en
nombre del “gobierno de las mayorías” justifica el crecimiento cada vez mayor
de su poder.
“De lo útil a todos no
saben decidir los más…” José Ingenieros.
BIBLIOGRAFÍA:
Amurrio,
Jesús. Clásicos del pensamiento político. 3era. Edición (2009). Universidad
Francisco Marroquín.
Quetzaltenango, 2 de noviembre de 2013.
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