EL INFIERNO, SEGÚN EL
SOCIALISMO MARXISTA.
Imagínese por un momento el amable lector, que
un día se despierta y encuentra que su mundo ha cambiado drásticamente, un
mundo en el que su hogar ya no le pertenece, porque ha pasado a manos del
gobierno, un lugar en el cual no puede escoger su vestuario, su comida; un
espacio en el que nada, pero absolutamente nada, puede hacerse sin que para
ello intervenga una decisión superior, a quien debe temérsele en todo sentido,
puesto que hacerlo, seria desafiar su autoridad y plenos poderes, mismo que le
fueron otorgados ¡Por usted!
Piense por un momento, cómo será vivir bajo un
sistema en el cual debe hacer inmensas colas para obtener un poco de alimento,
mismo que está racionado por el gobierno; o el simple derecho a adquirir sus
muebles, un vehículo, escoger la educación de sus hijos y hasta darse cuenta de
que si desea adquirir algo adicional para su uso personal, deba acudir al
“mercado negro” a precios exorbitantes.
¿Cómo será vivir sin derechos, bajo una
constante vigilancia sintiendo que mil ojos se fijan en lo que hacen usted y su
familia?; ¿Libertad de elegir, como
diría Milton Friedman? ¡En absoluto! La constante en todo momento es “No lo
haga”, “No puede” “Está prohibido”, “Atenta contra el estado”.
Todo lo anterior no es más que una breve
descripción del “Paraíso” que ofrece esa doctrina económica conocida como Marxismo,
la cual de una forma muy retórica y convincente fue propuesta en 1848 por Karl
Heinrich Marx y Frederick Engels, a través de la divulgación del llamado
“Manifiesto Comunista”, que fue redactado por el primero de éstos.
Cuando se lee por primera vez, este documento,
se presentan un cúmulo de emociones y sentimientos encontrados, por una parte
se evidencia a través de sus dos ideólogos una lamentable desprecio por todo
aquello que tenga relación con las libertades individuales, se nota de la misma
manera un total desprecio por la riqueza, y particularmente por quienes la
ostentan (burguesía), este desprecio se justifica como una forma de condena y
de protesta contra las condiciones laborales y de vida que se ven manifiestas
en una clase social más numerosa (proletariado).
De esa cuenta esta doctrina lo que evidencia es
la eterna confrontación entre “ricos” y “pobres” que ha existido –y que seguirá
existiendo- a través de la historia, siendo este el máximo insulto a las
necesidades insatisfechas del ser humano, ya que pretende que “unos vivan a
costa de otros” que no es más que la llamada Justicia social distributiva de la
que en su momento escribiera Friedrich Hayek. ¿En qué pensamiento tan estrecho
cabe el repartir un beneficio que les ha costado a unos, para beneficiar a
otros que jamás se esforzaron por él?
Por otra parte, el otro sentimiento que surge
al leer este documento, no es más que una estridente risa, ante las
incongruencias y debilidades de esa endeble postura, que no es más que el
reviro en contra, de lo que el mismo Marx aseveró en dicho manifiesto cuando
dice que “es como un mago que libera fuerzas que después no puede controlar”.
Pues así ni más ni menos es el Marxismo, que aún y con sus evidentes errores
doctrinales fue bien aprovechado por quienes con la mejor de las intenciones,
lograron imponer este sistema con resultados totalmente nefastos, tales son los
casos de la ex - Unión Soviética, Polonia, Yugoeslavia, Cuba, China y más
recientemente Venezuela y Corea del Norte.
Cabe mencionar, que estas ideas surgieron en
una época, en la cual se dio un período de transición de un sistema feudal y
mercantilista a un sistema en el que el capitalismo liberal cuyo chispa fue la
revolución industrial, generó muchos resentimientos y resquemores entre las
sociedades de esta época. De esa cuenta el Marxismo no es más que una crítica
al capitalismo liberal, el cual en sus inicios, evidenció toda una serie de
errores, mismos que el tiempo y la división y especialización del trabajo han
ido promoviendo el desarrollo cada vez mayor de la sociedad.
Esto se nota en el hecho de que en comparación
a doscientos años atrás, los individuos y las naciones en general viven mucho
mejor ahora, la pobreza si bien aún es presente, se ha reducido en términos
sobresalientes, al igual que el nivel y calidad de vida de las personas en
general.
Todo esto no sería posible, sin el principal
componente que en una sociedad debe prevalecer, y esta es la libertad
económica.
¡Se puede elegir!, ¡Se puede transformar!, ¡Es
posible ser rico!, gracias a que en la mayoría de los casos, las naciones han
elegido ser libres de la opresión, del racionamiento y de las ideologías sin
base ni fundamento y que pretenden ejercer el control de la vida en sociedad.
BIBLIOGRAFÍA:
Amurrio,
Jesús. Clásicos del pensamiento político. 3era. Edición (2009). Universidad
Francisco Marroquín.
Quetzaltenango, 3 de octubre de 2013.
Comentarios
Publicar un comentario