ARTÍCULO NO. 5
“QUIEN LO DESCUBRE SE LO QUEDA”
“El valor adicional
del recurso, que todos advierten ahora, fue descubierto en realidad por el
empresario…” Israel Kirzner
Es un hecho particularmente evidente que,
dentro de un sistema capitalista el cual debe ser por naturaleza libre, se hace
necesario observar cierto criterio ético al momento de asignar los ingresos que
resultan de un proceso de descubrimiento, siendo esto lo que le da sentido
heurístico a dicho sistema. Es por este motivo que los criterios de justicia al
ser apreciados en toda su dimensión,
deben así acercarse a este contexto descubridor, pero bajo un profundo análisis
relativo a lo que es la naturaleza empresarial.
Por lo anterior el criterio de “Quien lo
descubre se lo queda” tiene como fundamento el hecho de que todo objeto que se
encuentre en la naturaleza y que no evidencie de forma fehaciente que pertenezca
a otra persona, se puede convertir de este modo en propiedad del primer
individuo que descubre en dicho objeto un valor potencial, acción por la cual
toma posesión de él, pudiendo así aprovechar todos los beneficios que pudiera
generarle.
Lo anteriormente expresado se deriva de la
teoría de la propiedad privada legítima planteada por John Locke, en la cual se
reconoce que el derecho a la propiedad puede ser reclamado cuando se le aplica
trabajo a un bien o un objeto, siempre y cuando los mismos no demuestren ser
propiedad de alguien más.
Es de esta forma y de acuerdo al análisis de
Israel Kirzner en cuanto a este aspecto, que eventualmente hace una crítica de
Locke, quien sustenta su teoría sobre la figura del primer trabajo aplicado al
objeto o bien y no sobre el primer descubrimiento, por lo cual el haber poseído
por primera vez algo a lo cual no se le ha aplicado trabajo, y aunque refleje
un descubrimiento, no puede adjudicar de ningún modo un título de propiedad.
Acorde al planteamiento anterior, es como la
regla de Kirzner sobre “Quien lo descubre se lo queda” cuando adquiere la
categoría de aceptación general, se convierte así en un fenómeno relevante con
un alcance mayor dentro del ámbito de la justicia económica, y que de no ser
aceptada en su justa dimensión puede dar lugar a interpretaciones erróneas sobre
la justicia en la distribución de los ingresos dentro de un sistema
capitalista.
Toda transacción dentro de ámbito del libre
mercado, presupone dentro del marco de la defensa de la justicia del sistema
capitalista, que las transacciones realizadas en él son de carácter voluntario,
esto es, sin coacción de ningún tipo, lo cual denota una sociedad en la que la
figura de la propiedad es legítima y justa, contrario a lo que sería una
situación en la cual quien quiera y pueda, robe o haga fraude, violentando así el
derecho individual, degenerándose así el proceso económico. No puede de este
modo existir ofensa sin castigo.
Ahora bien, no puede negarse que dentro de un
proceso de libre cambio, pueda existir la posibilidad de error, lo cual puede
verse reflejado en el incumplimiento no deliberado de las expectativas de
quienes llevaron a cabo una transacción, de este modo y puesto que dichas
transacciones se llevan a cabo con plena consciencia, no es posible pretender en nombre de la justicia invalidar
una transacción que haya sido errónea, ya que esto es parte del riesgo que se
asume en dicho proceso.
Es así como la regla de “Quien lo descubre se
lo queda” deriva en toda una serie de acciones humanas que son libres y
conscientes bajo un sistema jurídico de normas abstractas y de recto
comportamiento que surgen de manera espontánea, y por las cuales quien
hace un descubrimiento en el ámbito de
la empresarialidad puede disponer de él, como mejor le sea conveniente, toda
vez que lo haga ajustándose a dicha normativa.
“Lo que agita el
mercado a cada momento no es sino la inagotable búsqueda del puro beneficio…”
Israel Kirzner
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Kirzner, Israel M. Creatividad,
Capitalismo y Justicia Distributiva. (1995) Unión Editorial. Madrid, España
Quetzaltenango, 29 de julio de
2014.
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