LAS FALSEDADES DEL “PACTO”
FISCAL
Por: M.Sc. Alvaro
Estuardo Gutiérrez Gamboa
“En las primeras etapas del Estado los impuestos son bajos y los
ingresos fiscales altos: en las últimas etapas los impuestos aumentan mientras
el ingreso fiscal total disminuye…” Ibn Kahldun (1,332 – 1406)
Recientemente el Organismo
Ejecutivo a través del actual Ministro de Finanzas, ha dado a conocer sus
intenciones de introducir una nueva propuesta
de reforma tributaria, bajo el argumento de que la misma permitirá de la forma
en que se encuentra estructurada, superar el déficit fiscal que el gobierno
viene arrastrando como consecuencia evidente de los hechos recientes de
corrupción y latrocinio detectados por las entidades encargadas de velar por el
orden jurídico en el país.
Dicha reforma o “Pacto fiscal” (¿Pactado
por quienes?) como se le ha denominado por las autoridades, implica un aumento
sumamente sensible en las tasas aplicadas a los diferentes sectores productivos
del país y que son generadores de rentas tanto a nivel empresarial como de
manera individual.
Independientemente de cuáles sean
los montos y las tasas a las que se refiere dicha reforma, lo que llama
poderosamente la atención no es solamente el discurso demagógico y politiquero
que de este proyecto pretenden venderle a los Congresistas, sino más bien lo es
el hecho de que cada gobierno intervencionista que ha tenido Guatemala, más
tarde o más temprano impone de manera coactiva sus argumentos para socavar
despiadadamente los bolsillos de sus ciudadanos, lo cual al final no es sino
más de lo mismo en virtud de que se buscan únicamente paliativos sacados
literalmente de la manga de los “genios” del Ministerio de Finanzas, quienes
presionados por gobiernos extranjeros, el Banco Mundial y ahora hasta por la Iglesia,
buscan bajo el ya desgastado y nada creíble argumento de que “quien más gane
debe pagar más” como también justificando
la así llamada “Justicia Social distributiva”, hacerse de más fondos que en su
mayoría se destinarán a pagos de sueldos de personal fijo y por contrato con lo
cual jamás se resuelven los problemas de fondo más urgentes que padece el país.
El aumento de los impuestos que
se desglosan en la propuesta, vienen a afectar directamente a las llamadas
clase media y baja, así como también a las empresas pequeñas, no así a las
grandes empresas que gozan de privilegios, prebendas y proteccionismo en el
sector privado. Así, eventualmente la carga tributaria que soportan los
ciudadanos guatemaltecos se ha venido haciendo cada vez más pesada en los últimos
30 años y las condiciones en que se prestan los servicios que brinda el Estado
son cada vez peores y en todo este lapso de tiempo jamás se ha visto una sola
mejora o solución de fondo, con lo cual todas las propuestas tanto actuales
como pasadas, no son más que experimentos sin rumbo que complicarán en el mismo
sentido las pocas libertades de que gozan los ciudadanos como también promoverán un crecimiento aún
mayor de los gobiernos, sus dependencias y de sus poderes, amén de la inflación
inminente que provocarán.
De esta manera, puede afirmarse
que la solución no está en crear más impuestos que provocan inflación y que por
ende ralentizan las actividades productivas, sino más bien en crear las condiciones que
contrario a la propuesta fiscal, promoverán la inversión tanto local como
extranjera, las libertades económicas individuales, una drástica imposición de
límites a la intervención de los gobiernos en la vida ciudadana y en una
apertura general de los mercados sin las condicionantes y anomalías que
ocasionan tanto la concesión de privilegios como también la corrupción
sistemática en todos los sectores cercanos a los gobiernos.
Es necesario entonces, que el
ciudadano común no se deje engañar, ni crea que las palabras de los gobernantes
y sus representantes son verdades absolutas como cuando se asevera que
Guatemala es el país latinoamericano en donde se pagan menos impuestos, ya que
el gran problema es que son unos pocos (clase media y pobre) quienes soportan
progresivamente toda la carga tributaria, pero… ¿Qué pasa con los demás
ciudadanos quienes en nombre de una demagógica redistribución de la riqueza,
solo reciben (si es que los reciben…) los beneficios pero no aportan
absolutamente nada? Es el momento de desvirtuar todas esas falacias que los
gobiernos quieren venderles a sus ciudadanos y exigir resultados en el corto
plazo a la crisis actual, ya que el desgaste para el gobierno de turno se hace
cada día más evidente convirtiéndose poco a poco en un Estado fallido,
resultado de aplicar paliativos en vez de reformas radicales.
Mazatenango, agosto de 2016.
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