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ENSAYO FMEADMON: LA HISTORIA ECONÒMICA Y SUS PROTAGONISTAS




UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUROCCIDENTE
CARRERA: ADMINISTRACIÒN DE EMPRESAS
CURSO: FUNDAMENTOS MACROECONÒMICOS ADMON
SECCIONES A y B
M.Sc. ALVARO ESTUARDO GUTIÉRREZ GAMBOA

 
 

 

ENSAYO:

LA HISTORIA ECONÓMICA Y SUS PROTAGONISTAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

QUETZALTENANGO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2015.

 

INDICE TEMÁTICO

 

 

Orden
Contenido
Página
 
Introducción
3
I
GRECIA Y ROMA
 
6
II
FEUDALISMO, LOS ESCOLÁSTICOS TARDÍOS Y LA CORRIENTE RENACENTISTA
 
7
III
MERCANTILISMO Y FISIOCRACIA DURANTE LOS SIGLOS XVI AL XVIII
 
10
IV
LA ESCUELA CLÁSICA LIBERAL
 
14
V
LOS NEOCLÁSICOS O TEÓRICOS DE LA UTILIDAD MARGINAL
 
18
VI
KEYNES Y EL MITO DE LA TERCERA VÍA
 
20
VII
LA ESCUELA AUSTRÍACA DE LA ECONOMÍA EN EL SIGLO XX Y LA ESCUELA MONETARISTA
 
22
 
Conclusión
24
 
Bibliografía
29

 

 

 

 

 

 

 

 

LA HISTORIA ECONÓMICA Y SUS PROTAGONISTAS

 

“Es abiertamente absurdo definir la libertad de un ser como su poder de llevar a cabo un acto que es imposible por su propia naturaleza…” Murray N. Rothbard

 

INTRODUCCIÓN

Toda persona, cuyo campo de estudio lo constituya la comprensión y el análisis de la ciencia económica, a menudo tropieza con toda una serie de cuestionamientos que le obligan a plantearse la disyuntiva en cuanto a ser crítico del status quo prevaleciente, o quedarse simplemente como espectador ante todos los hechos que se derivan de la interacción que se genera dentro de un sistema económico.

En el primer caso, se hace más que evidente el hecho de que el economista crítico tiende a emitir sus opiniones desde el ámbito de la amplitud de sus conocimientos, mismo que le han provisto de cierta formación que le faculta para proponer la mejor salida posible ante la problemática tanto económica, política y social, lo cual es un camino que puede herir muchas susceptibilidades, principalmente entre aquellos que ya sea por no conocer el funcionamiento de la mecánica económica o porque en definitiva cometen errores en el análisis de forma intencional, no aceptan así de ninguna manera que alguien con una comprensión más amplia acerca del contenido tanto teórico como filosófico de la ciencia económica podría así, aportar soluciones más racionales y adecuadas que se orienten al libre mercado.

Por aparte, en el segundo caso que se refiere concretamente al simple espectador, pues no hay mucho que decir, ya que este al final por si negligencia e irresponsabilidad intelectuales, al no alzar su voz para criticar los desvaríos intelectuales de los gobernantes del momento, no hacen más que convertirse en cómplices de esta infamia intervencionista que solamente transgrede y limita las libertades individuales.

De esta manera, quienes muchas veces hacen alarde de conocer la historia económica del mundo, no siempre lo hacen señalando los errores evidentes que a lo largo de ésta se han manifestado en todo el mundo, sino que muchas veces lo que hacen es exaltar las virtudes de filósofos, monarcas, líderes religiosos y políticos que en su respectivo momento solamente provocaron toda una serie de ideologías y filosofías que tuvieron como consecuencia el heredar a la humanidad toda una serie de pensamientos que en lugar de resolver los problemas más urgentes y sensibles de la sociedad, lo único que lograron fue provocar males mayores.

De este modo a través de la historia, se han hecho manifiestos diferentes métodos y enfoques, que desde el punto de vista de quienes han tenido a bien explicar la historia, esto lo han logrado  evidenciando la existencia de toda una serie de estructuras ideológicas que integran elementos tanto económicos como políticos y sociales que han persistido en el largo plazo. De ahí que, este conocimiento permite así determinar las razones por las cuales se han producido los más importantes cambios en la estructura de las economías históricamente hablando, siendo algunos ejemplos de esto, el paso del sistema feudal al sistema capitalista que incluyó toda una serie de crisis coyunturales particularmente durante los siglos del XIV al XVII y que involucraron entre otros hechos históricas, el  poder religioso  de la Iglesia Católica a través de la Santa inquisición, la corriente cultural y científica renacentista opuesta a la iglesia, el descubrimiento del nuevo continente y su posterior conquista y colonización; asimismo ya en el siglo XX se hace manifiesta la gran depresión de 1929, la crisis del petróleo de1973, la crisis económica de 1988 con una nueva caída de la bolsa de Nueva York, y ya en el siglo XXI, la crisis sub prime en Estados Unidos, la actual crisis en los países europeos, y más recientemente, la crisis de devaluación del Yuan en China a la mitad de su valor, lo cual tiene bajo alerta a los mercados financieros actuales.

Todos estos fenómenos así señalados, no hacen más que confirmar el hecho de que las lecciones que la historia económica ha brindado a través de las diferente épocas, por alguna o algunas razones, no logran asimilarse ni aprenderse del todo, pero esto se debe en la gran mayoría de los casos a la inevitable influencia que en el ámbito político ejercen sus principales actores, quienes muchas veces conocen cuál es el mejor camino para lograr la preeminencia de un sistema económico sano, pero que como meta no les es de ninguna manera atractivo toda vez que sus objetivos particulares desde la coyuntura política partidista van en contra de la salud económica de la sociedad, prefiriendo así que el mismo sistema de cosas que abarca a un sistema corrupto, una población ignorante y cada vez más dependiente de los gobiernos, se mantenga invariable.

De esta manera, es a partir de la presente entrega que se analizarán a través de las diferentes épocas y también a través de sus diferentes protagonistas, los principales aportes que para la solución racional de la problemática económica se han planteado en los anales de la historia, procurando mediante un análisis objetivo proporcionar al lector un marco referencial que le ayuda a entender el pasado para poder así confrontar el presente y a la vez pueda también emitir su propio juicio para conocer si bajo las actuales premisas y políticas económicas las sociedades del mundo se están acercando o alejando cada vez más del ideal libertario que ha permitido el desarrollo especular de las principales economías del mundo, y al cual economías como la Guatemala no han podido acceder, debido que su sistema económico político y social se encuentra totalmente confrontado con la libertad económica, imponiendo límites a las libertades ciudadanas, interviniendo la propiedad privada y expandiendo en lugar de limitar los poderes de los gobernantes.

Habiendo señalado todo lo anterior, y para incentivar al lector en la profundización del estudio y análisis de la historia de los procesos económicos en el mundo, en la presente entrega se tratarán de manera breve pero objetiva, los procesos históricos acaecidos en los siguientes escenarios: En primer lugar, los contextos griego y romano en la antigüedad en donde se señalará a su principales protagonistas y relaciones económicas; en segundo lugar, la etapa histórica conocida como la Edad Media, dividiendo a esta en tres momentos elementales como lo pueden ser el Feudalismo, la influencia escolástica tardía y la corriente renacentista.

Un tercer escenario estará representado por los pensamientos mercantilista y fisiócrata desarrollados durante los siglos XVI al XVIII, describiendo tanto a sus principales ideólogos como también las circunstancias que les dieron origen.

En cuarto lugar, se hará una semblanza histórica acerca de la transición europea a la Escuela Clásica o liberal desarrollada durante el siglo XVIII incluyendo en ella no solo a sus principales ideólogos sino que también analizando a la Doctrina Marxista dada a conocer en esa época.

Posteriormente en un quinto escenario, se abordará a los así llamados Teóricos de la Utilidad Marginal más conocidos como Neoclásicos cuyas teorías hicieron historia durante el siglo XIX y que impulsaron a la llamada Escuela austríaca de la economía que constituirá la sexta parte de este ensayo, para continuar así con la polémica propuesta económica de la escuela Keynesianista  a principios del siglo XX en la séptima parte.

Ya para finalizar la presente entrega, se abordarán los principales elementos de la llamada Escuela austríaca de la economía la cual constituye el análisis más contemporáneo acerca del comportamiento de la sociedad dentro de un contexto libre, bajo el estudio praxeológica de las acciones humanas.

I.              GRECIA Y ROMA

De alguna manera, puede decirse que muchos de los más destacados economistas que profesan la ideología liberal, le otorgan en primera instancia a Grecia el origen de la así llamada Filosofía libertaria. Y es que, debe recordarse que los antiguos griegos y su capital Atenas, sentaron las bases de la civilización moderna y sus principales expresiones mismas que están contenidas en el arte, la ciencia, la filosofía, la política, la economía y también el Derecho, siendo así esta nación reconocida como  la piedra fundamental del conocimiento universal a través del análisis y la síntesis.

De ahí que nombres como Sócrates, Platón, Aristóteles, Pitágoras, Homero, Hilpócrates y Euclídes, son solo algunos de los nombres más sobresalientes dentro de esta explosión de conocimientos tan primitivos pero al mismo tiempo tan actuales. Sin embargo, todo este conocimiento jamás hubiera sido posible sin la figura de la vida en libertad cuyo ejercicio permite eliminar las ataduras inherentes al sometimiento de una autoridad superior ya sea esta monárquica o teológica.

Lo anterior podía así lograrse gracias al sometimiento de normas generales de recto comportamiento que les permitían no solo a los ciudadanos griegos sino que también a los extranjeros radicados en Grecia y hasta a los mismos esclavos, tener plenas libertades una de las cuales era sin suda el derecho a la propiedad privada, por lo que esta civilización se caracterizó por ser un pueblo de propietarios, aún y cuando el principal filósofo griego, Platón, hiciera desdén acerca de las actividades comerciales e industriales las que miraba con desprecio, pero que paradójicamente era una de los principales defensores de la propiedad privada.

En síntesis, puede afirmarse que los griegos lograron su auge económico y los grandes avances que tuvieron en la ciencia gracias a la figura de la esclavitud (propiedad privada) lo cual les permitió liberar tiempo para dedicarlo a actividades generadores de nuevos conocimientos pero que de la misma manera se constituyó en la razón por la cual no pudo avanzar más.

Puede afirmarse que, si bien los griegos sentaron las bases económicas de la libertad para el mundo moderno, el Imperio Romano aportó a través del estudio de la ciencia del Derecho, los preceptos legales que rigen y condicionan esa vida en libertad. Así cuando Grecia pasa al dominio romano una de las maravillas que los conquistadores conservaron lo constituyeron los escritos de los filósofos de la antigüedad aún y cuando la mayoría de dichos documentos importantes fueron ignorados y hasta destruidos. Sin embargo, aquellos que fueron rescatados del infortunio de la destrucción, fueron aprovechados con amplitud por los eruditos romanos, particularmente en asuntos económicos, políticos y de ciencia aplicada, lo cual en definitiva les fue sumamente útil en la extensión de su imperio.

Desafortunadamente los vicios derivados de la ineficiente e irresponsable administración de sus soberanos llevó al imperio a una crisis económica que fue el resultado del envilecimiento de la moneda y de los mismos vicios del pueblo romano que se fue acomodando de forma tal que su estructura militar se debilitó  provocando que las tribus bárbaras que otrora fueran sus esclavos se convirtieran así en el instrumento de su desintegración inminente.

Dentro del mismo orden de ideas, surgió dentro del contexto religioso politeísta romano, una nueva religión la cual ejercería una profunda y poderosa influencia en los siglos posteriores al Imperio Romano, siendo esta el así llamado Cristianismo, cuyo impulsor fue un hombre oriundo de Judea llamado Jesús. Su prédica de amor al prójimo, la justicia y la libertad, se constituyó aunque de forma no directa, en una amenaza para la estructura política de Roma, por lo cual fue ejecutado. Sin embargo, su legado prevaleció y a través de él se establecen los fundamentos de la religión Católica o “Universal”, que poco a poco se fue expandiendo primero por Oriente Medio y posteriormente por toda Europa, siendo en la Edad Media en donde se hace manifiesto su mayor auge y que a través de los ministros religiosos o sacerdotes, no solo continúa con la base filosófica y religiosa de su fundador sino que, en la misma medida  se dedican al cultivo de la ciencia derivado del legado intelectual de Grecia y entre cuyos objetos de estudio también se encuentra la ciencia económica.

II.            FEUDALISMO, LOS ESCOLÁSTICOS TARDÍOS Y LA CORRIENTE RENACENTISTA.

Cuando ocurren las invasiones bárbaras que propiciaron la caída del Imperio Romano, la división política en Europa cambia de la misma manera y de forma tal que la fragmentación de los territorios se hace evidente con el surgimiento de países como España, Inglaterra, Portugal, Francia, Italia y Alemania. Esta situación propicia de alguna manera un cambio de régimen que inicialmente para el caso de Grecia y Roma estaba representado por la esclavitud de seres humanos al servicio de sus amos, los cuales al darse cuenta de que, sin el apoyo del Imperio la manutención de todos los esclavos se convertiría en un asunto sumamente oneroso, razón por la cual  se prefiere liberarlos, permitiéndoles vivir en los territorios propiedad de sus antiguos amos, a cambio de convertirse en siervos de los mismos y pagando cierto tributo por el usufructo de la tierra, siendo así como surge el régimen Feudal que abarcó la época comprendida entre los siglos del IX al XV aproximadamente.

Así, los siervos bajo que se encontraban bajo el gobierno de los señores feudales, lograron desarrollar toda una serie de habilidades que propiciaron muchas innovaciones para la época en mención, las cuales eran particularmente de tipo tecnológico, tal es el caso de los molinos de agua y de viento entre otros avances, los cuales ayudaron a estas personas en el desarrollo de técnicas que los confirieron destrezas que se fueron transmitiendo de generación en generación, evidenciándose con esto, la división del trabajo que permite hacer más eficientes las tareas.

Otros avances atribuibles al régimen feudal abarcan en la misma medida a la agricultura, la metalurgia, energía hidroneumática, minería, ganadería, la alquimia y la construcción, que derivaron en una mayor productividad en la fuerza de trabajo humano lo cual trajo un mayor progreso dentro de las sociedades feudales, aún y cuando la libertad si bien no era un derecho pleno, por lo menos permitía esa creatividad e innovación que caracterizó a la mano de obra de la época.

A su vez, el poder de la Iglesia Católica, misma que se constituía en el verdadero poder detrás de Reyes, Monarcas y Señores feudales, se garantiza esta condición gracias al papel que jugó durante la caída del Imperio Romano, con lo cual adquiere un privilegio evidente a través del cual influye en todos los asuntos económicos y políticos de los reinos sometidos a su intervención sistemática.

Es así como dentro del marco del poder del catolicismo, surge la élite intelectual de pensadores conocida como los escolásticos tardíos, quienes como ya se mencionó debido a su acuciosa dedicación al estudio de las ciencias, se constituyeron así en las personas más cultas e instruidas de su época, destacando sus estudios en disciplinas como la filosofía, la matemática y por supuesto también la economía, siendo su primer y máximo exponente Santo Tomás de Aquino quien inicio esta corriente de pensamiento gracias a la traducción de las obras que los filósofos y hombres de ciencia griegos dejaron como legado para la humanidad.

Cabe mencionar que a pesar de las grandes limitantes y restricciones propias de la religión católica se hacían presentes en la época de los escolásticos tardíos, estos sacerdotes hicieron toda una serie de aportes dentro del marco de sus ideas relacionadas con la ciencia económica, que en ese tiempo aún no era considerada como tal, pero quizás más importante que eso, supieron establecer una amalgama entre los elementos que forman parte del proceso económico y la figura de la libertad con todas sus implicaciones.

De esta manera, los escolásticos comentaron de forma positiva a la figura del libre comercio tanto interior como exterior lo cual significa que estaban a favor de la empresarialidad, pero también del cobro de intereses sobre préstamos ya que desde esa época consideraban que la figura del interés representa el precio por los servicios que presta el dinero, pero sin llegar hasta la figura de la usura o el cobro desmedido y exagerado de  intereses lo cual constituía para los escolástico un pecado comparable con robar.

Otro importante punto a su favor lo constituye también la figura de los contratos y su respeto a las condiciones signadas en ellos, y por los cuales las partes que intervienen en el mismo deben cumplir a cabalidad las condiciones estipuladas puesto que se consideraba como una deshonra grave tanto para la persona como para sus descendientes el incumplir las clausulas de ese contrato. De la misma manera se opusieron rotundamente a alterar la composición metálica de las monedas de oro y plata con la finalidad de envilecerlas, ya que bajo este procedimiento había así mas moneda circulando pero en el mediano plazo esto provocaría el encarecimiento gradual y paulatino de los bienes, fenómeno conocido hoy en día como inflación la cual promueva la aparición de los ciclos económicos  tanto recesivos como depresivos.

Sin embargo, cabe mencionar que el punto negativo atribuido en general a la iglesia Católica lo constituye el hecho de haberse reservado únicamente para los sacerdotes de este tiempo todo este bagaje de conocimientos cuya acceso era muy limitado para los ciudadanos comunes quienes de por sí eran poseedores de la más absoluta de las ignorancias, circunstancia que propició el surgir de los tribunales de la Santa Inquisición, lo cuales condenaron a ilustres hombres de ciencia como Galileo Galilei como también a Nicolás Copérnico, y en general a todo aquel que contraviniera las disposiciones de la iglesia.

Así, dentro de este marco de opresión eclesiástica, surge gracias a la divulgación de la traducción de los textos griegos iniciado por Santo Tomás de Aquino, un nuevo movimiento intelectual y científico que vendría a cuestionar y a rebatir las enseñanzas metafísicas de la iglesia, siendo este el así llamado Renacimiento. De esta manera la sociedad europea comenzando en Italia, comienza a cuestionar y a analizar los fenómenos tanto naturales como también económicos, políticos y sociales, contraviniendo las explicaciones de origen divino de la iglesia. De esta manera gracias al auge de la razón y la explicación lógica de los fenómenos, los italianos adoptan un escepticismo que es cada vez más reconocido en el continente europeo, lo cual los convierte en pensadores más objetivos y menos influidos por la religión debido a su ateísmo general.

De este modo, la etapa renacentista se convirtió en la corriente intelectual a través de la cual la Edad Media oscurantista llegó a su fin y que tuvo una duración aproximada de 700 años durante los cuales prevaleció la ignorancia, el temor a lo desconocido y la condena por pensar diferente, siendo así como a través del renacimiento científico impulsado por personajes como Leonardo Da Vinci, Maquiavelo, Galileo y Copérnico, se le otorga impulso a una novedosa época de auge científico y que como ya se mencionó, esto se logra a través del redescubrimiento de los aportes griegos.

III.           MERCANTILISMO Y FISIOCRACIA DURANTE LOS SIGLOS XVI AL XVIII.

La corriente científica renacentista propició gracias a los avances tecnológicos que sus principales exponentes desarrollaron un desarrollo sumamente notable en todos los ámbitos de la Europa de ese momento. Sin embargo estos avances también trajeron consigo toda una serie de conflictos que entremezclaron diferentes conflictos bélicos entre países que se producen por la imposibilidad de llegar a acuerdos comerciales mutuamente favorables y que derivaron por ello en la búsqueda de nuevas rutas marítimas cuya finalidad era la expansión comercial y también el proceso de colonización, actividades que les permitirían a su vez la obtención de metales preciosos como el oro y la plata que posteriormente inundaron a países como España, Francia e Inglaterra y que posteriormente provocarían crisis por inflación.

Así y bajo estas condiciones se establece el origen de una nueva modalidad o pensamiento económico, como lo fue en su época el orden mercantilista, cuya presencia se hizo notable principalmente durante los siglos XV al XVIII en países como España, Francia, Inglaterra, Holanda, Italia y Portugal. De esta manera, siendo esta corriente posterior al sistema feudal se constituye en un sistema de ideas políticas mismas que tuvieron amplia prevalencia en ese momento histórico, y que aunque en ese momento y a pesar de que la economía aún no constituía una ciencia, como sistema facilitó la acumulación de capitales convirtiéndose así en la antesala de lo que más tarde sería el sistema de producción capitalista.

Este sistema a diferencia de los imperios de la antigüedad y el sistema feudal que menospreciaban a las actividades mercantiles e industriales, por el contrario, logra su mayor auge a través de las ya mencionadas ya que eran las que le otorgaban su verdadera dinámica a la economía gracias al intercambio entre colonias y el comercio exterior aún y con sus limitaciones por la situación bélica prevaleciente. De este modo bienes tales como  incienso, oro y plata, pólvora, especias, telas, piedras preciosas y hasta armamento, eran trasegadas muchas veces de forma ilegal pero legítima, debido a la demanda prevaleciente.

Sin embargo, el aspecto que caracterizó de manera particular al sistema Mercantilista fue sin duda alguna la intervención estatal dentro del proceso económico, por lo cual y ante las condiciones de guerra y de crisis prevaleciente en esos años, esta situación obligaba así a demandar la protección del Estado, lo cual derivó en un sistema corrupto de privilegios y corrupción con los cuales las monarquías favorecían así a los más ricos e ilustres miembros de la sociedad, asegurándose así la provisión de moneda y bienes que permitían el sometimiento de las colonias de la Nueva España.

Entre los teóricos de la época mercantilista que expusieron las primeras ideas económicas afines a este sistema se puede mencionar a Tomás Mun, quien señaló que toda mercancía es fuente de riqueza, así como la importancia del comercio exterior y la balanza comercial; asimismo Antonio Serra, quien señaló la importancia del tipo de cambio y sus efectos en la balanza de pagos así como la ley de disminución de rendimientos en la agricultura; asimismo Jean Bodin quien introduce el concepto de soberanía para mantener el orden ciudadano a través del ejercicio del poder estatal, siendo también partidario de los sistemas absolutistas y de la protección estatal a la industria local.

De este modo y de acuerdo a lo anterior, el sistema mercantilista, si bien se desarrolló durante la época ya señalada, de ninguna manera puede considerarse que ha desaparecido de la escena económica mundial, toda vez que sus principales características que lo señalan de propiciar la corrupción y los privilegios en las economías más débiles del mundo tales como en Latinoamérica, solamente entorpecen la generación de una mayor riqueza y mejores condiciones de vida para los ciudadanos víctimas de ese proteccionismo e intervencionismo estatal.

Con relación al contexto de la así llamada Fisiocracia, puede decirse que dicha corriente surge casi de forma paralela al anterior sistema mercantilista en el siglo XVIII, siendo su origen eminentemente francés, siendo sus principales exponentes y fundadores Francoise Quesnay, Daniel Bernoulli, Anne Roberto Turgot y Richard Cantillón.

Para estos sociólogos y analistas de la ciencia económica, el término Fisiocracia es una expresión totalmente opuesta a la cultura de privilegios y corrupción que dentro de un sistema económico prevalecía en la Europa en esa época, de tal manera que dicho término significa “Gobierno de la naturaleza”, y que representa un orden de tipo natural, es decir que todos los fallos y crisis ocasionadas por las políticas mercantilistas eran provocados por la constante intervención del Estado en la economía, ante lo cual para el buen funcionamiento de ésta, debe permitirse que opere con total libertad de la misma manera en que lo hacen las leyes de la naturaleza, esto es sin la intervención de nadie.

Cabe mencionar también que la Francia del siglo XVIII era más proclive a otorgarle mayor importancia a las actividades agrícolas que a la industria y el comercio, puesto que las mismas condiciones políticas y de confrontación con los países vecinos, obligaban así a fomentar la actividad de siembra y cultivo con fines de manutención, aparte de que los campesinos franceses absorbían la mayor carga tributaria pagando más impuestos, con lo cual el comercio y la industria pasaban así a un segundo plano siendo consideradas como estériles, situación que hoy por hoy ha cambiado radicalmente, siendo estas actividades la principal fuente de ingreso de las sociedades modernas.

Así y aunque dicha corriente en realidad no tuvo mayor aceptación entre la élite intelectual francesa, aún y en la época actual prevalece el principio por el cual se debe impedir que los gobiernos jueguen un papel interventor dentro del proceso económico tomando las decisiones, cuando en su lugar debe constituirse en el árbitro que a través de las instituciones afines haga cumplir la ley sin discriminación ni privilegios, lo cual derivó principalmente en el desarrollo de dos áreas importantes, siendo estas, la economía política y el análisis técnico económico, aunque en el primer caso sí hicieron contribuciones muy notables en el segundo de éstos se hacen palpables diversos errores que lamentablemente se trasladarían a los futuros analistas económicos.

Para finalizar el contenido y bases filosóficas de la escuela Fisiócrata, es muy importante señalar los aportes teóricos que en su momento sus principales exponentes legaron y que se constituyeron en parte importante del basamento del sistema Capitalista liberal, siendo estos aportes en primer lugar Francoise Quesnay quien fue el fundador de la Fisiocracia y cuya incursión en la economía se hace presenta a través de su obra “Le tableau economique” y en donde también surge el concepto de “Laissez Faire”  que de alguna manera es un reclamo ante el poder evidente del Estado que le confiere un status privilegiado a la actividad agrícola frente a la industria y el comercio. Cabe mencionar que los fisiócratas no estaban del todo convencidos del mercado libre y defendieron también a la agricultura y los productos naturales en cuanto a incentivar su consumo frente a los productos manufacturados que promovían gastos "improductivos” que desplazaban en consumo de productos agrícolas.

Por su parte Daniel Bernoulli  (1799 -82) es considerado como el fundador de la economía matemática, haciendo uso de las probabilidades y la estadística, sin embargo debe mencionarse a este respecto que si bien estas herramientas son útiles en el análisis de datos e información del pasado, su uso irreflexivo provoca una errónea interpretación de la realidad en el ámbito de las acciones humanas. Sin embargo y a pesar de las falsedades evidentes en el análisis de Bernoulli, sus contribuciones dudosas por cierto en el uso de las matemáticas en el análisis económico, fueron adoptadas por el teórico francés Pierre Simón Laplace en su Teoría analítica de las probabilidades.

Como tercer y último exponente de la escuela Fisiócrata es digno de mencionar el aporte de Richard Cantillón a quien se le considera como el primer escritor de un tratado de Economía Política denominado Ensayo de la naturaleza del comercio en general, en 1775. Muchos historiadores en materia económica lo han considerado inclusive como el “Padre de la economía moderna” (Ravier, 2012), siendo sus contribuciones principales, la epistemología de la economía, que permite plasmar teorías en base a la lógica deductiva estableciendo relaciones de causa y efecto, mismas que posteriormente adoptaron los economistas clásicos quienes posteriormente los trasladarían a la Escuela austríaca de la economía.

De la misma manera otra de sus contribuciones más sobresalientes lo constituye también sus aportes a la teoría del valor y los precios de los cuales decía que el valor intrínseco de un bien está representado por la cantidad de tierra y de trabajo que forman parte de su proceso de producción y que considera a dos factores, la fertilidad de la tierra y la calidad de trabajo, asimismo plantea una relación entre precio de mercado y valor de mercado que representan la fijación de los precios reales de mercado, reconociendo dentro de este proceso condiciones de incertidumbre y función empresarial en la cual para el empresario los costos son ciertos pero los ingresos no lo son, debido a que es el consumidor final quien posee la soberanía del mercado premiando al eficiente y eliminando del mercado al ineficiente.

De esta manera tanto la escuela Mercantilista como Fisiocracia representaron históricamente dos manera muy distintas de apreciar al proceso económico y sus relaciones demostrando para la época mercantilista que la intervención del Estado, la concesión de privilegios, el proteccionismo, la expansión monetaria y la imposición de barreras al libre comercio, conducen definitivamente a crisis recurrentes cuya principal manifestación está representada por los ciclos económicos, siendo por ello de suma importancia el aprender que las condiciones actuales de crisis en función de sus causas al final vienen siendo las mismas de hace más de trescientos años y que de muchas maneras fueron analizadas, discutidas y criticadas por los fisiócratas cuya contribución al momento actual es pertinente dentro de sus principales aspectos.

IV.          LA ESCUELA CLÁSICA LIBERAL

Puede afirmarse que un momento decisivo en la historia de la economía, está representado por los aportes que a dicha ciencia hicieron como contribución importante los así llamados economistas clásicos del siglo XVIII, quienes desmintieron todos los mitos prevalecientes derivados del contexto mercantilista, que tanto perjuicio ocasionaron a las economías europeas, que condicionaban al sistema económico a través de la coacción política y que fueron mencionadas con anterioridad.

De esta manera surge como primer representante de la llamada Escuela Clásica de la economía Adam Smith (1723 -90) de origen escocés, quien a través de su legado intelectual expresado en la “Teoría de los sentimientos morales” y el “Análisis acerca del origen de la riqueza de las naciones”, describió la manera a través de la cual un sistema económico debía funcionar dando a conocer el principio de la “Mano invisible”, que significa que el individuo actúa siempre en la búsqueda de su propio interés, pero que en este proceso logra sin proponérselo de ninguna manera beneficiar a terceros, lo cual es un principio elemental del libre mercado, o sea la capacidad de actuar y dentro de la cual dichas acciones derivan en una división del trabajo que le permite a través de la especialización en el mismo, obtener resultados de eficiencia que le permiten obtener un beneficio proporcionándole a otros lo que desean, de ahí que Adam Smith comparte el criterio fisiócrata de la no intervención del Estado en el sistema y quien debe dedicarse únicamente a brindar servicios básicos como defensa, justicia y obras públicas, ya que mientras más libertades tiene el sistema mayores son a su vez los beneficios que obtiene la sociedad. Puede afirmarse entonces que es a partir de Adam Smith, que la economía adquiere el carácter de científica conociéndose inicialmente con el nombre de Economía Política.

Otro economista clásico posterior a las ideas de Adam Smith, es así el también escocés David Ricardo (1772 -1823), cuyo aporte teórico principal está representado en su obra “Principios de economía política y tributación”. Ricardo discute la Teoría del valor trabajo que también abordó Smith que señala que los bienes tienen valor en función de la cantidad de trabajo que se aplica en ellos, la cual es desde el punto de vista de la Escuela austríaca de la economía, totalmente incorrecta. De la misma manera debatió el concepto erróneo de que las exportaciones debían ser mayores a las importaciones ya que esto propiciaba la concesión de privilegios mediante la protección de empresas ineficientes, de ahí surge la Teoría de las ventajas comparativas que como resultado de la división del trabajo, las regiones que se dedican a lo que mejor saben hacer desde el ámbito de la producción local podrán hacer intercambios más eficientes que dedicándose a actividades en las cuales tienen amplia desventaja, lo cual da muestra de su posición en cuanto a defender la figura del Comercio Internacional.

Otro destacado economista clásico está ampliamente representado por Thomas Roberto Malthus (1766 a 1834), cuyas obras “Principios de Economía Política” y “Teoría de la población” dieron a conocer su particular opinión en cuanto a las consecuencias económicas que tiene la explosión demográfica, explicando que mientras que la población crece de forma geométrica o exponencial, los recursos para su manutención por el contrario crecen de forma lineal, esto implica que a mayor población menos recursos disponibles, por lo cual Malthus consideraba que por ese motivo las guerras, pestes y hambrunas eran males necesarios para lograr cierta condición de equilibrio entre demografía y recursos. Actualmente dicha teoría carece de fundamento, ya que se ha demostrado plenamente que el crecimiento poblacional no está reñido de ninguna manera con los recursos disponibles para su sostenimiento, sino que más bien ese aumento de la población ha permitido diseñar tecnologías innovadoras en el sector agrícola lo cual ha dado como resultado que en el siglo XXI existan recursos más que suficientes para alimentar al orbe.

En el mismo sentido, no puede faltar tampoco el análisis económico de Jean Baptiste Say (1767 a 1832), quien fue el primero en señalar que es el valor de uso que los consumidores les otorgan a los bienes, lo que determina su costo, situación que posteriormente los teóricos de la utilidad marginal o Neoclásicos confirmarían. Asimismo fue el impulsor de la así llamada “Ley de los mercados” o “Ley de Say”, por la cual toda oferta genera su respectiva demanda y no al contrario, ya que para entender este aserto deben distinguirse dos conceptos inherentes a dicha ley como lo son la necesidad o preferencia y el poder adquisitivo de compra, de este manera en un mercado libre no es posible así una crisis de sobre producción. En la actualidad los conceptos tanto de utilidad marginal como de la Ley de los mercados continúan en el momento actual siendo valederos ya que se ha demostrado su pertinencia dentro del marco de la acción humana en los mercados afines al siglo XXI.

Para el caso de John Stuart Mill (1806 a 1873)  quien es considerado como el último de los economistas clásicos, es precisamente con la exposición de sus ideas, que la ciencia económica alcanza su mayor prestigio. Mill hace una diferenciación entre las leyes que rigen tanto a la producción como a la distribución, destacando el hecho de que para los clásicos de la economía las leyes que rigen a dicha ciencia no han sido inventadas ni diseñadas por nadie, sino que han sido el resultado del orden espontáneo del mercado que permitía que dichas leyes fueran descubiertas, tal es el caso de la ley de la demanda en la cual un aumento en los precios reduce la cantidad demandada en el mercado y a su vez, en el caso de la oferta, un aumento en los precios tiene como efecto producir más bienes para el consumidor final. Dichos preceptos en el momento actual han permitido en la época actual entender de mejor manera el funcionamiento de los mercados libres, cuyos principios y reglas no deben jamás estar sujetas a las disposiciones de los gobernantes tal y como en su momento también lo plasmaron los fisiócratas, sino que más bien lo que se requiere son mayores libertades y menos intervencionismo, lo cual no es más que la política vigente en el contexto de la mayoría de países que ven como sus libertades económicas y de todo tipo son cada vez más limitadas.

Uno de los teóricos más controversiales, considerado en el mismo sentido también como un miembro de la Escuela Clásica de la Economía aunque con obvias reservas es Karl Heinrich Marx (1818 a 1883). Dicha escuela se desarrolló más o menos en la misma línea temporal en que los economistas clásicos como Smith, Ricardo, Malthus y Mill expusieron sus ideas y su sustento ideológico está representado por la Teoría del Materialismo histórico.

Dicha teoría trata de explicar así los pensamientos del hombre y su relación con las condiciones sociales o medio de producción bajo el cual vive, de ahí que la ideología Marxista, que fue como se le denominó parte de premisas tales como: que existe una lucha de clases entre la clase burguesa o adinerada de la sociedad y el proletariado debido a que los primeros explotan sistemáticamente a los segundos dentro del proceso de producción. De la misma manera son francos opositores a la propiedad privada, siendo preferible la propiedad estatal de los medios de producción. En el mismo sentido surge dentro del idealismo marxista el concepto de la Plusvalía, por el cual de acuerdo a Marx, los asalariados proletarios son quienes en realidad generan la riqueza, pero sin ser de ninguna manera propietarios de los medios de producción, por lo que es el empresario quien se apropia de ese trabajo o riqueza adicional, misma que debería retribuírsele a los trabajadores.

Asimismo, se plantean los conceptos de igualdad y justicia distributiva, por medio de los cuales únicamente igualando a todos los individuos por el hecho de ser tales y sin tomar en cuenta su mayor o menor contribución al proceso productivo, merecen recibir de forma equitativa el producto de la riqueza generada, sin importar el grado de contribución de cada quien a este proceso, significando esto que la riqueza generada en un país debe llegar en la misma proporción a todos y cada uno de los miembros de la sociedad y que, para poder lograr este ideal, es necesario tomar el poder estatal por la fuerza y la violencia a través de una revolución.

De este modo a manera de conclusión, el ideal de Karl Marx representa así un intento por impulsar un nuevo sistema esclavista, en el cual el Estado pasará a ser el máximo ente decisorio que condicionará todas las libertades ciudadanas y también el derecho a la propiedad privada, ya que esa omnisciencia y omnipotencia propios de quien cree que como autoridad sabe que es lo mejor para los miembros de la sociedad, en definitiva va en total contraste con los teóricos de la economía clásica y quienes les precedieron, ya que los economistas clásicos liberales estuvieron a favor de las libertades individuales y el libre mercado como la forma más eficiente de lograr la satisfacción de las necesidades y deseos de los miembros de la sociedad sin la intervención ni de gobiernos ni de grupos que limiten el libre actuar de los individuos quienes al hacer esto beneficien de una manera más eficiente las necesidades y deseos más urgentes de los demandantes.

Por lo tanto la Doctrina Marxista, de la cual se derivó la ideología Socialista totalitaria, y que tuvo como derivados a la Social Democracia, la Democracia Cristiana y el Comunismo en muchos países es por todo lo anteriormente expuesto un total y evidente error intelectual (Von Mises, 1932).

V.            LOS NEOCLÁSICOS O TEÓRICOS DE LA UTILIDAD MARGINAL

La Escuela Neoclásica debe su nombre al hecho de que retoma muchos de los principios de su antecesora la Escuela Clásica, aunque cuestionando algunos de sus postulados, tal es el caso de la teoría del valor trabajo por la cual según los clásicos los bienes tiene valor de acuerdo a la cantidad de fuerza de trabajo aplicada en ellos y que fue lo que le sirvió a Karl Marx para plantear su Teoría de la plusvalía.

Así, los economistas Neoclásicos concebían al sistema capitalista como un sistema basado en la armonía social dentro del cual existen diferentes agentes que contribuyen así al proceso económico, unos como factor trabajo y otros como factor capital, y que al final se constituyen en recursos necesarios para la producción.  

Se consideran en esta materia como los principales exponentes de la Teoría Neoclásica a William Stanley Jevons (1835 a 1882), Alfred Marshall (1842 a 1924), Carl Menger (1840 a 1921), Eugene Böhm Bawerk (1851 a 1914), Leon Walras (1834 a 1910) y Wilfredo Pareto (1848 a 1923).

Haciendo un semblanza acerca de las principales aportaciones teóricas de esta escuela, cabe mencionar que la teoría que mayor influencia tuvo desde el ámbito del análisis económico lo constituyó así el principio de la Utilidad Marginal analizado por Menger y Bôhm Bawerk, el cual se explica en el sentido de que cuando una persona posee una unidad extra de un bien en la misma proporción aumenta su satisfacción psicológica, o sea que un amento en la posesión de bienes genera una mayor satisfacción individual. Sin embargo, esta situación solamente es posible, cuando el consumidor tiene la plena libertad de adquirir todos los bienes que su poder adquisitivo le permita. Ahora bien, en contraposición a este nivel de satisfacción que en definitiva no es permanente, si continúa la adquisición y consumo de bienes el consumidor llegará a un punto en el cual esas unidades adicionales mencionadas arriba dejarán de producirle la satisfacción que tenía al inicio, por lo que optará por sustituirlos por otros, siendo este fenómeno denominado como la Ley de rendimientos decrecientes y que en pocas palabras significa que todo exceso de algo, al final obliga a sustituirlo por otro satisfactor.

A su vez, la contribución de los factores productivos en forma de trabajo o de capital, tienden a recibir cada uno de estos su respectiva retribución dentro del proceso productivo, o sea que contablemente hablando, los elementos del costo de producción tales como, materia prima directa, mano de obra directa y gastos indirectos de fabricación al final se traducen en un costo que el empresario buscará recuperar como precio de venta, aunque como posteriormente lo demostró la Escuela austríaca de la economía, son los precios los que determinan los costos, toda vez que los consumidores son quienes deciden cuánto están dispuestos a pagar por ellos (Hayek, 1996).

En el mismo sentido, Leon Walras y Wilfredo Pareto, realizan dentro del marco de esta Escuela, un análisis relacionado con lo que denominaron la Teoría del equilibrio general misma que es el opuesto a la Teoría del equilibrio parcial de Marshall y Jevons, y que para su desarrollo debe generarse fuera del marco intervencionista del Estado, señalando que los sistema económicos, de alguna manera, tienden a ajustarse de manera totalmente autónoma sin la intervención de ningún ente ya sea este estatal, privado o de grupos de presión quienes suelen actuar de forma recurrente en la búsqueda particular de sus propios fines particulares y que perjudican al resto de ciudadanos que confluyen en el mercado convertidos en consumidores. De alguna manera, estos tanto Walras como Pareto, se anticiparon al explicar su Teoría del equilibrio, a lo que algunos economistas del siglo XX pero particularmente James Buchanan denominarían como “Fallas del mercado”, a través de las cuales se restringe el funcionamiento eficiente del proceso económico restringiendo la participación de sus agentes y que al final solamente termina afectando a los consumidores quienes terminan siendo víctimas de este sistema.

Debe aclararse que este equilibrio en términos reales no existe, ya que la noción de equilibrio implica la ausencia de dinamismo en la economía, lo cual en función de la evidente interactividad de las acciones humanas, jamás se alcanza plenamente (Von Mises, La acción humana, 1995).

Así, la Escuela Neoclásica a través de las teorías ya mencionadas con anterioridad, se constituyó en un aporte sumamente significativo para el análisis económico, mismo que sentó las bases y principios económicos y filosóficos de la Escuela austríaca de la economía a través de su fundador Carl Menger, quienes señalan directamente al intervencionismo del Estado como una expresión coactiva que se considera nociva dentro del marco de condiciones que deben prevalecer en un sistema libre, el cual si bien se caracteriza por ser anárquico de alguna manera, paradójicamente es el resultado de un orden espontáneo y que para su sostenimiento requiere así de la garantía jurídica de las libertades individuales para el logro de sus particulares objetivos.

VI.          KEYNES Y EL MITO DE LA TERCERA VÍA

A principios del siglo XX, se produjo en el marco histórico en la economía toda una serie de expansiones monetarias y crediticias que fueron el resultado de la salida de los países europeos y también de Estados Unidos, del conflicto bélico conocido como la Primera Guerra Mundial. De este modo comenzó una época artificial de auge económico conocida como “Los felices años 20” (Friedman & Friedman, 2008) . Sin embargo a finales de esta década pero específicamente el 24 de octubre de 1929, se produce la quiebra del principal bastión económico en Occidente, la Bolsa de Valores de Nueva York en Estados Unidos y cuyos efectos fueron evidentes en todas partes del mundo, inclusive en Latinoamérica particularmente en las cosechas de café y que eran su principal producto de exportación.

Así y en medio de este evidente caos, surgen las ideas y pensamiento económico de John Maynard Keynes, quien amparado bajo una posición aristocrática y diplomática que ejercieron mucha influencia en el mundo político de los años 30, propone así en base a sus teorías plasmadas en su obra “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, toda una serie de medidas para superar el fenómeno depresivo de dicha década. De esta manera, Keynes, quien se considera liberal, propone de acuerdo a sus teorías la no aceptación en términos generales de las supuestas deficiencias del sistema capitalista como tampoco de los defectos del sistema socialista totalitario. De ahí que surge entonces lo que el denomina como la “Tercera vía”, por la cual los gobiernos, ante la supuesta incapacidad del sector privado de mantener a flote la economía, proceden así a intervenirla, logrando esto a través de las políticas de pleno empleo, por las cuales el gobierno a través de un proceso expansionista de la moneda y del crédito, promoverá la inversión, lo cual permitirá a los desempleados víctimas de la “Gran depresión” obtener así un empleo que les permita satisfacer sus necesidades.

De esta manera, los gobiernos comienzan a ganar cada vez más poder, no solo en Estados Unidos, sino que también en Latinoamérica y Europa, dando lugar posteriormente al período de la Segunda Guerra Mundial a que el orbe en la gran mayoría de los casos, implemente cada vez más políticas intervencionistas, ante las cuales la población le otorga a los gobiernos plenos poderes en las decisiones económicas y políticas, lo cual los convierte en gobierno – dependientes, restringiendo la libertad en el uso de la propiedad privada e imponiendo leyes cuyo fin termina siendo la consolidación del poder estatal.

A John Maynard Keynes se le considera así, en virtud de lo anterior como el “Padre del intervencionismo del Estado”, y que si bien la intención de todas estas políticas expansionistas del dinero y del crédito como también del pleno empleo, parecieran estar diseñadas con buenas intenciones, a la larga no logran más que empeorar los problemas que pretendían corregir, de esta manera, cuando se produce la expansión, la tasa de interés disminuye artificialmente como resultado de un ahorro de tipo forzoso, lo cual provoca que los inversionistas accedan a créditos que utilizarlos en inversiones erróneas, mismas que en el mediano plazo demostrarán que no eran rentables, desatándose así la crisis que deriva en los ciclos económicos de recesión y depresión con sus consecuencias inmediatas de desempleo, escasez e incertidumbre y que no hacen más que anticipar el dolor que provocará la cura para la enfermedad de la crisis, aunque en ese momento se produzcan fugas de capitales y por ende falta de incentivos para la inversión.

De lo anterior puede así derivarse que el aumento del gasto público que se produce como resultado de la intervención estatal al final es el resultado de no limitar los poderes de los gobiernos, los que con tal de mantener la hegemonía de la autoridad del Estado omnipotente, ponen así en práctica políticas que no representan de ninguna manera la solución más adecuada para el desarrollo de las naciones.

Por ello es imperativo que los ciudadanos tomen el verdadero rumbo de sus acciones libres haciendo obligatoria la implementación de mecanismos legales que le asignen al Estado Gobierno sus verdaderas y única funciones las cuales son: Infraestructura, seguridad, salud y educación.

VII.         LA ESCUELA AUSTRÍACA DE LA ECONOMÍA EN EL SIGLO XX Y LA ESCUELA MONETARISTA.

La doctrina económica Keynesiana y sus evidentes errores mismos que han sido adoptados como credo por los políticos y gobernantes en todo el mundo, generaron durante el siglo XX uno de los debates más encendidos en la historia económica moderna. Dichos errores que se tradujeron en las políticas expansionistas y de pleno empleo en la década de los años 30 y que en Estados Unidos se implementaron a través del “New Deal” impulsado por el Presidente Franklin D. Roosevelt, fueron en su momento el centro del análisis objetivo pero crítico de los economistas austríacos Ludwig Von Mises (1881 a 1973) y Friedrich Hayek (1899 a 1992).

Aunque algunos cometen el craso error de denominar a esta corriente como Neoliberalismo, en realidad la Escuela austríaca constituye más bien el resultado de consolidar las ideas que se originaron en el siglo XVIII a través de la Escuela Clásica Liberal. De ahí que sus aportes fueran retomados por los economistas de la Escuela Neoclásica en el siglo XIX a través de la Teoría de la utilidad marginal y la Ley de rendimientos decrecientes para posteriormente ser adaptados a las condiciones prevalecientes a las necesidades del siglo XX y más allá.

Es por esto que ideas vinculantes al libre mercado, la propiedad privada, el respeto a la ley y los contratos y el comercio internacional, se convierten en las premisas más importantes de los austríacos, ya que estos mecanismos que son el resultado de un orden espontáneo, son los únicos que permiten lograr desarrollo y prosperidad en el mundo libre.

Así, es solo a través de la libre movilización de bienes, personas y capitales unido a la eliminación de barreras intervencionistas estatales como aranceles, aduanas e impuestos que el mundo podrá llevar a cabo actividades de intercambio libres dentro de un marco que propicie la paz y la armonía entre los participantes, requiriéndose además la eliminación de obstáculos a la inversión sana resultado del ahorro voluntario y que permitirá a los participantes obtener mejores salarios y un aumento general del bienestar en el nivel de vida.

Debe también en ese orden de ideas, estimular la competitividad de esas inversiones para que sea el mercado y no el Estado quien decida cuales de estas se quedan y cuales deberán salir de la competencia, ya que no debe olvidarse que dentro de un orden espontáneo promovido por el libre mercado, el consumidor es quien con su dinero vota por el más eficiente, castigando al ineficiente. Tal es la ley del mercado libre.

El Estado por su parte, debe asumir con responsabilidad su único y verdadero rol dentro de una economía de libre mercado, siendo esta el hacer cumplir la ley, misma que no debe constituirse en un privilegio para grupos de presión o de poder económico que buscan privilegios que les permitan mantener como sus particulares rehenes a los participantes del mercado libre, ya que en términos reales no se requiere de un cuerpo de leyes anacrónico u obsoleto cuya finalidad sea ser un obstáculo a la libertad ni otorgar prebendas especiales a nadie, ya que solo se requiere de aquel marco legal que obligue a todos los participantes del contrato social a cumplirlo a cabalidad (Buchanan, 1975).

Es así como la Escuela austríaca es el referente que permite así concatenar todas aquellas teorías e ideas derivadas de los economistas liberales inicialmente y que permitieron el progreso de los países occidentales que desde el siglo XVIII en Francia, Inglaterra y también en España y los Estados Unidos se opusieron a seguir esa cultura interventora estatal impuesta por los soberanos y la Iglesia Católica, entendiendo a muy largo plazo que la libertad es el único valor permite que las sociedades prosperen.

Con relación a la llamada “Escuela monetarista”, su creador fue el profesor Milton Friedman (1912 a 2006), de la Universidad de Chicago. Dicha escuela de pensamiento económico considera que cuando se manipulan las variaciones de la oferta monetaria, estas se constituyen en la causa principal de los fenómenos de fluctuación económica tanto en la producción de bienes y servicios como en el nivel de los precios, esto en el corto plazo. En el largo plazo, dicha escuela parte de la premisa de que los precios poseen una tendencia a cambiar de forma proporcional a la oferta monetaria. (Economistas US, 2015)

Ahora bien, todo lo anterior desde el punto de vista monetarista significa que los gobiernos bajo ninguna circunstancia deben de intervenir de forma directa en la dinámica del mercado, por lo que su función principal debe consistir en evitar conflictos entre los diferentes estratos de la sociedad, apoyando a las empresas. Así, los teóricos de la Escuela monetarista consideran así que una política económica eficiente implica un crecimiento con estabilidad de la oferta monetaria, o sea que en la misma medida en que la dinámica económica se hace presente a través de inversiones derivadas del ahorro voluntario, en el mismo sentido debe ampliarse la oferta de dinero.

La Escuela Bancaria, en contraposición a la Escuela Monetarista, tiene como premisas no solo la expansión del dinero y del crédito, sino que de la misma manera es partidaria del sistema de Reserva fraccionaria por el cual se crea un fondo de respaldo para los depósitos que no es de ninguna manera representativo del total de depósitos a la vista. De este modo se utiliza un mecanismo que permite crear dinero “de la nada” el cual se multiplica de forma fraudulenta en el sistema bancario y que al final se convierte en dinero sin respaldo, lo cual, unido a las políticas intervencionistas de la banca Central y que permiten la manipulación del tipo de cambio y de la tasa de interés, propician mediante estas acciones el origen de los ciclos económicos de recesión y depresión, porque la oferta monetaria es el resultado de un mecanismo de ahorro forzoso, esto es dinero sin respaldo (Huerta de Soto, 2009).

CONCLUSIÓN

Tratar de explicar en este pequeño y singular grupo de páginas todo el camino que una disciplina como la Ciencia Económica ha recorrido, desde los orígenes del hombre racional y socialmente organizado, no es en sí una tarea simple de abordar. Los historiadores por lo general suelen esbozar una opinión muy particular acerca de los orígenes y desarrollo de la economía, pero que en muchos casos han mantenido cierto sesgo o tendenciosidad desde el ámbito de la filosofía, lo cual ha sido sumamente dañino para la comprensión de dicha ciencia.

De este modo, cuando se tratan de explicar los principales hechos y acontecimientos que la han definido como conocimiento científico y desde el punto de vista de aquellos que con objetividad acuciosa han interpretado a los mismos, puede en ese punto decirse que se cuenta con una base o punto de partida que permitirá así entender cómo es que en el momento actual los procesos económicos deben no solo reflejar ciertas características, sino que también  señalar acciones concretas que facilitan un eficiente mecanismo para su funcionamiento.

Desde que el ser humano inteligente y socialmente integrado comenzó a llevar a cabo actividades por las cuales intercambiaba un bien por otro que le era de necesidad, es a partir de ese momento en que la economía se convierte sin siquiera ser percibido por sus principales actores, en una disciplina científica. Y aunque para ser reconocida como tal, tendrían que transcurrir varios milenios, es innegable que su presencia ha sido la chispa energética que ha propiciado el desarrollo político, social, intelectual y científico de la humanidad.

Así, posterior a los procesos de intercambio directo o trueque, surge además la actividad comercial, en la cual ya no se trata simplemente de recibir un bien por otro, sino que se crean excedentes en la producción de dichos bienes cuyo intercambio comercial produce una ganancia o utilidad, misma que apoyada por un medio de cambio como lo es el dinero, propicia para la buena marcha de los negocios, la figura del ahorro, el cual al ser reinvertido se convierte en lo que hoy en día se conoce como capital y que permite así el surgimiento de la riqueza.

La riqueza; esa cualidad del capital que los socialistas y los intervencionistas condenan y hasta odian, es el resultado de toda una serie de acciones humanas que se producen dentro de lo que se conoce como un orden espontáneo, que no ha sido creado por nadie y que implica el poder utilizar libremente las capacidades individuales para el logro de ciertos objetivos, mismos que al concretarse permiten generar toda una serie de beneficios que no estaban en la mente del hombre que actúa, pero que permiten a través de este mecanismo mejorar las condiciones de vida de la sociedad.

Así en sus inicios, toda actividad económica tenía como premisa original la obtención de riqueza, la cual ostenta desde el ámbito de la figura del capital, dos características particulares, siendo estas en primer lugar el hecho de que es fungible y en segundo lugar que es posible su multiplicación.

Cuando se afirma que el capital es fungible, esto no es más que la posibilidad de convertirlo en otros bienes de capital, que permiten llevar a cabo un mayor número de transacciones, permitiendo también la participación de un mayor número de individuos que le otorgan dinámica al proceso económico permitiendo su desarrollo constante. A su vez, el capital también puede multiplicarse en virtud de poder ser utilizado en toda una serie de actividades que pueden redituar beneficios económicos, los cuales pueden volverse a invertir para producir una mayor riqueza.

Sin embargo, para poder lograr la dinámica previamente descrita, se hace necesario cumplir con ciertos requerimientos dentro del marco de una sociedad integrada a través de un orden espontáneo, y entre las cuales debe destacarse a nivel particular, la capacidad de los individuos para identificar oportunidades de negocios antes que los demás, siendo conocida esta condición como “alertness” (Kirzner, 1995), o sea un estado de alera que permita al hombre que actúa ver antes que nadie esas oportunidades aprovechándolas en su propio beneficio, con lo cual lleva a cabo un proceso de descubrimiento de tipo ex novo, esto es, totalmente novedoso y del cual puede apropiarse.

A su vez, otra condición importante dentro de este orden espontáneo, está representado por la sujeción de los miembros de la sociedad a una serie de normas de recto comportamiento, espontáneas y abstractas que deben ser respetadas por todos sin privilegios de ninguna clase (Hayek F. A., 1976). Lo anterior implica tácitamente que para lograr la armonía necesaria que se requiere dentro de un grupo social, es importante el implementar cierto nivel de coacción, lo cual evitará que los miembros de la sociedad transgredan el derecho de otros o se apropien de los bienes pertenecientes a otros siendo así como la figura del derecho al uso y posesión de la propiedad privada, juego aquí un papel relevante, ya que esta se traduce en capital, mismo que como ya se comentó previamente permite producir riqueza.

Así y bajo estas dos condiciones ineludibles de tipo particular la primera y de tipo general la segunda de ellas, es posible la existencia de la figura del libre mercado, que se caracteriza no solo por ser de naturaleza espontánea sino que porque en la misma medida y en virtud de esa coacción necesaria, esta también debe de tener ciertos límites.

Uno de los principales errores en que las sociedades a través de la historia económica han caído innumerables veces, está representado por la concesión de poderes al ente que debe velar porque esas normas de recto comportamiento se cumplan a cabalidad, siendo este el Estado Gobierno. A través de la historia, varias han sido las escuelas del pensamiento económico que se han opuesto a la intervención del Estado en los asuntos económicos tales como la Fisiocracia, la Escuela clásica, la Escuela Neoclásica y más recientemente la Escuela austríaca de la economía.

Las razones para esta necesaria e inminente oposición, pueden resumirse de la siguiente manera; cuando un Estado Gobierno, logra a través de un mal entendido proceso democrático obtener un poder mayor otorgado por los ciudadanos, es inevitable que se cometan toda una serie de errores y arbitrariedades dentro de los esquemas político, económico y legal, de tal forma que, por ejemplo, en el ámbito político se propicia el crecimiento desmedido del Estado Gobierno que comienza a ofrecer toda una serie de servicios ineficientes haciendo crecer su aparato burocrático creando así empleos que no son necesarios y los cuales es necesario remunerar lo cual se logra únicamente a través de expoliar a la ciudadanía mediante impuestos y tributos, de esta manera gana mayor poder con el paso del tiempo, pudiendo llegar a controlar la vida de los ciudadanos puesto que se adjudica la prerrogativa de creer conocer de forma omnisciente, qué es lo que desde su particular punto de vista necesitan estos y para lo cual hará uso de sus plenos poderes.

De la misma manera y desde el punto de vista económico, la constante y recurrente intervención del Estado dentro del sistema financiero nacional, ha sido de la misma manera otro de los medios a través del cual los gobiernos plenipotenciarios han conducido la política económica de sus respectivos países a toda una manifestación de anomalías que evidenciadas en la crisis permanente, limitan en definitiva el desarrollo de su estructura productiva. Dichas anomalías comienzan desde los mismos procesos democráticos electorales y por los cuales se les otorga plenos poderes, con los cuales el siguiente paso en este marasmo económico consiste en hacer crecer el aparato estatal lo cual consolidará este poder.

Una vez hecho lo anterior, los gobernantes se dan cuenta de que los exiguos ingresos obtenidos a través de las diferentes cargas tributarias impuestas a la población, no son suficientes para cumplir con toda esa absurda e innecesaria burocracia, ante lo cual se produce un déficit fiscal que puede ser cubierto mediando diversos mecanismos, tales como, la expansión del dinero y del crédito, el envilecimiento de la moneda, préstamos otorgados a través de la banca central y también préstamos otorgados por instituciones bancarias locales u organismos económicos internacionales.  

Cabe mencionar que, algunos de los mecanismos previamente mencionados se encuentran proscritos por la legislación en varios países, sin embargo, la facilidad con que la banca privada puede generar expansión de forma contable y asimismo legal, en el mismo sentido representa un mecanismo más complejo para la expansión monetaria, la cual permite abaratar el crédito para que los inversionistas caigan en la trampa de hacer uso de él para llevar a cabo actividades empresariales las cuales, puesto que no se derivan de la figura del ahorro voluntario, envía información errónea al mercado bajo la ilusión de un auge económico artificial que aparentemente está generando más empleo y bienes para el consumo, por lo que en el mediano plazo, los agentes económicos percibirán esa situación de un aumento en la masa monetaria, ante lo cual los precios comenzarán a subir, y los puestos de trabajo que se crean a través de inversiones anómalas serán reducidos debido al acortamiento de los procesos productivos.

De esta manera, dan así inicio los así llamados Ciclos económicos, representados por una crisis generalizada que se traduce primero en el ciclo recesivo, para convertirse como resultado de una política económica intervencionista, en un ciclo depresivo, del cual solo se puede salir únicamente a través de la no intervención de los gobiernos en el mercado.

Como complemento de toda esta fenomenología provocada por las políticas expansionistas y de pleno empleo, la legislación vigente en el mismo sentido proporciona desde el marco de la amplitud de los poderes del Estado, la plataforma ideal para la legalización de todas las acciones previamente descritas, por lo que la puesta en marcha de esas políticas tan nefastas se concreta en cada período de gobierno, propiciando un verdadero caos, el cual es el resultado de pretender resolver de forma incoherente problemas que posteriormente generarán mayores complicaciones de las que originalmente se pretendía resolver.

De este manera, y aunque la anterior descripción del fenómeno económico político y legal es definitivamente actual, no cabe la menor duda en cuanto a que, todo esto no representa en sí ninguna novedad desde la perspectiva  histórica de la economía, ya que desde la época de los antiguos griegos, pasando por el Imperio Romano, la Edad Media, el Renacimiento, el Capitalismo liberal, el Socialismo, Keynesianismo y la Escuela austríaca de la economía, todos estos errores se han venido produciendo de forma sistemática y recurrente, aún y cuando la figura del libre mercado se viene predicando desde hace ya casi trescientos años, no se acaba de entender que esta es la única vía por la cual las sociedades del siglo XXI podrán lograr niveles de vida más altos, sin privilegios ni intervencionismos estatales.

Este el momento histórico para consolidar a los sistemas económicos libres a través de la figura del capital tan necesario para generar así la riqueza de las naciones.                                                                         

 

 

 

 


Bibliografía



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Friedman, M., & Friedman, R. (2008). Libertad de elegir (Segunda edición ed.). Madrid: Fundación FAE S.L.U.

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