UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUROCCIDENTE
CARRERA: ADMINISTRACIÒN DE EMPRESAS
CURSO: FUNDAMENTOS MACROECONÒMICOS ADMON
SECCIONES A y B
M.Sc. ALVARO ESTUARDO GUTIÉRREZ GAMBOA
ENSAYO:
LA HISTORIA ECONÓMICA Y SUS PROTAGONISTAS
QUETZALTENANGO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2015.
INDICE TEMÁTICO
Orden
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Contenido
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Página
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Introducción
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3
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I
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GRECIA Y ROMA
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6
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II
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FEUDALISMO, LOS ESCOLÁSTICOS TARDÍOS Y LA CORRIENTE
RENACENTISTA
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7
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III
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10
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IV
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LA ESCUELA CLÁSICA LIBERAL
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14
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V
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LOS NEOCLÁSICOS O TEÓRICOS DE LA UTILIDAD MARGINAL
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18
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VI
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KEYNES Y EL MITO DE LA TERCERA VÍA
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20
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VII
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LA ESCUELA AUSTRÍACA DE LA ECONOMÍA EN EL SIGLO XX Y
LA ESCUELA MONETARISTA
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22
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Conclusión
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24
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Bibliografía
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29
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LA HISTORIA ECONÓMICA Y SUS PROTAGONISTAS
“Es abiertamente absurdo definir la libertad de un ser
como su poder de llevar a cabo un acto que es imposible por su propia
naturaleza…” Murray N. Rothbard
INTRODUCCIÓN
Toda persona,
cuyo campo de estudio lo constituya la comprensión y el análisis de la ciencia
económica, a menudo tropieza con toda una serie de cuestionamientos que le
obligan a plantearse la disyuntiva en cuanto a ser crítico del status quo
prevaleciente, o quedarse simplemente como espectador ante todos los hechos que
se derivan de la interacción que se genera dentro de un sistema económico.
En el primer
caso, se hace más que evidente el hecho de que el economista crítico tiende a
emitir sus opiniones desde el ámbito de la amplitud de sus conocimientos, mismo
que le han provisto de cierta formación que le faculta para proponer la mejor
salida posible ante la problemática tanto económica, política y social, lo cual
es un camino que puede herir muchas susceptibilidades, principalmente entre
aquellos que ya sea por no conocer el funcionamiento de la mecánica económica o
porque en definitiva cometen errores en el análisis de forma intencional, no
aceptan así de ninguna manera que alguien con una comprensión más amplia acerca
del contenido tanto teórico como filosófico de la ciencia económica podría así,
aportar soluciones más racionales y adecuadas que se orienten al libre mercado.
Por aparte, en
el segundo caso que se refiere concretamente al simple espectador, pues no hay
mucho que decir, ya que este al final por si negligencia e irresponsabilidad
intelectuales, al no alzar su voz para criticar los desvaríos intelectuales de
los gobernantes del momento, no hacen más que convertirse en cómplices de esta
infamia intervencionista que solamente transgrede y limita las libertades
individuales.
De esta
manera, quienes muchas veces hacen alarde de conocer la historia económica del
mundo, no siempre lo hacen señalando los errores evidentes que a lo largo de
ésta se han manifestado en todo el mundo, sino que muchas veces lo que hacen es
exaltar las virtudes de filósofos, monarcas, líderes religiosos y políticos que
en su respectivo momento solamente provocaron toda una serie de ideologías y
filosofías que tuvieron como consecuencia el heredar a la humanidad toda una
serie de pensamientos que en lugar de resolver los problemas más urgentes y
sensibles de la sociedad, lo único que lograron fue provocar males mayores.
De este modo a
través de la historia, se han hecho manifiestos diferentes métodos y enfoques,
que desde el punto de vista de quienes han tenido a bien explicar la historia,
esto lo han logrado evidenciando la
existencia de toda una serie de estructuras ideológicas que integran elementos
tanto económicos como políticos y sociales que han persistido en el largo
plazo. De ahí que, este conocimiento permite así determinar las razones por las
cuales se han producido los más importantes cambios en la estructura de las
economías históricamente hablando, siendo algunos ejemplos de esto, el paso del
sistema feudal al sistema capitalista que incluyó toda una serie de crisis
coyunturales particularmente durante los siglos del XIV al XVII y que
involucraron entre otros hechos históricas, el
poder religioso de la Iglesia
Católica a través de la Santa inquisición, la corriente cultural y científica
renacentista opuesta a la iglesia, el descubrimiento del nuevo continente y su
posterior conquista y colonización; asimismo ya en el siglo XX se hace
manifiesta la gran depresión de 1929, la crisis del petróleo de1973, la crisis
económica de 1988 con una nueva caída de la bolsa de Nueva York, y ya en el
siglo XXI, la crisis sub prime en Estados Unidos, la actual crisis en los
países europeos, y más recientemente, la crisis de devaluación del Yuan en
China a la mitad de su valor, lo cual tiene bajo alerta a los mercados
financieros actuales.
Todos estos
fenómenos así señalados, no hacen más que confirmar el hecho de que las
lecciones que la historia económica ha brindado a través de las diferente
épocas, por alguna o algunas razones, no logran asimilarse ni aprenderse del
todo, pero esto se debe en la gran mayoría de los casos a la inevitable
influencia que en el ámbito político ejercen sus principales actores, quienes muchas
veces conocen cuál es el mejor camino para lograr la preeminencia de un sistema
económico sano, pero que como meta no les es de ninguna manera atractivo toda
vez que sus objetivos particulares desde la coyuntura política partidista van
en contra de la salud económica de la sociedad, prefiriendo así que el mismo
sistema de cosas que abarca a un sistema corrupto, una población ignorante y
cada vez más dependiente de los gobiernos, se mantenga invariable.
De esta
manera, es a partir de la presente entrega que se analizarán a través de las
diferentes épocas y también a través de sus diferentes protagonistas, los
principales aportes que para la solución racional de la problemática económica
se han planteado en los anales de la historia, procurando mediante un análisis
objetivo proporcionar al lector un marco referencial que le ayuda a entender el
pasado para poder así confrontar el presente y a la vez pueda también emitir su
propio juicio para conocer si bajo las actuales premisas y políticas económicas
las sociedades del mundo se están acercando o alejando cada vez más del ideal
libertario que ha permitido el desarrollo especular de las principales
economías del mundo, y al cual economías como la Guatemala no han podido
acceder, debido que su sistema económico político y social se encuentra
totalmente confrontado con la libertad económica, imponiendo límites a las
libertades ciudadanas, interviniendo la propiedad privada y expandiendo en
lugar de limitar los poderes de los gobernantes.
Habiendo señalado
todo lo anterior, y para incentivar al lector en la profundización del estudio
y análisis de la historia de los procesos económicos en el mundo, en la
presente entrega se tratarán de manera breve pero objetiva, los procesos
históricos acaecidos en los siguientes escenarios: En primer lugar, los
contextos griego y romano en la antigüedad en donde se señalará a su
principales protagonistas y relaciones económicas; en segundo lugar, la etapa
histórica conocida como la Edad Media, dividiendo a esta en tres momentos
elementales como lo pueden ser el Feudalismo, la influencia escolástica tardía
y la corriente renacentista.
Un tercer
escenario estará representado por los pensamientos mercantilista y fisiócrata
desarrollados durante los siglos XVI al XVIII, describiendo tanto a sus
principales ideólogos como también las circunstancias que les dieron origen.
En cuarto
lugar, se hará una semblanza histórica acerca de la transición europea a la
Escuela Clásica o liberal desarrollada durante el siglo XVIII incluyendo en
ella no solo a sus principales ideólogos sino que también analizando a la
Doctrina Marxista dada a conocer en esa época.
Posteriormente
en un quinto escenario, se abordará a los así llamados Teóricos de la Utilidad
Marginal más conocidos como Neoclásicos cuyas teorías hicieron historia durante
el siglo XIX y que impulsaron a la llamada Escuela austríaca de la economía que
constituirá la sexta parte de este ensayo, para continuar así con la polémica
propuesta económica de la escuela Keynesianista
a principios del siglo XX en la séptima parte.
Ya para
finalizar la presente entrega, se abordarán los principales elementos de la llamada
Escuela austríaca de la economía la cual constituye el análisis más contemporáneo
acerca del comportamiento de la sociedad dentro de un contexto libre, bajo el
estudio praxeológica de las acciones humanas.
I.
GRECIA Y ROMA
De alguna
manera, puede decirse que muchos de los más destacados economistas que profesan
la ideología liberal, le otorgan en primera instancia a Grecia el origen de la
así llamada Filosofía libertaria. Y es que, debe recordarse que los antiguos
griegos y su capital Atenas, sentaron las bases de la civilización moderna y
sus principales expresiones mismas que están contenidas en el arte, la ciencia,
la filosofía, la política, la economía y también el Derecho, siendo así esta
nación reconocida como la piedra
fundamental del conocimiento universal a través del análisis y la síntesis.
De ahí que
nombres como Sócrates, Platón, Aristóteles, Pitágoras, Homero, Hilpócrates y
Euclídes, son solo algunos de los nombres más sobresalientes dentro de esta
explosión de conocimientos tan primitivos pero al mismo tiempo tan actuales.
Sin embargo, todo este conocimiento jamás hubiera sido posible sin la figura de
la vida en libertad cuyo ejercicio permite eliminar las ataduras inherentes al
sometimiento de una autoridad superior ya sea esta monárquica o teológica.
Lo anterior
podía así lograrse gracias al sometimiento de normas generales de recto
comportamiento que les permitían no solo a los ciudadanos griegos sino que
también a los extranjeros radicados en Grecia y hasta a los mismos esclavos,
tener plenas libertades una de las cuales era sin suda el derecho a la
propiedad privada, por lo que esta civilización se caracterizó por ser un
pueblo de propietarios, aún y cuando el principal filósofo griego, Platón,
hiciera desdén acerca de las actividades comerciales e industriales las que
miraba con desprecio, pero que paradójicamente era una de los principales
defensores de la propiedad privada.
En síntesis,
puede afirmarse que los griegos lograron su auge económico y los grandes
avances que tuvieron en la ciencia gracias a la figura de la esclavitud
(propiedad privada) lo cual les permitió liberar tiempo para dedicarlo a
actividades generadores de nuevos conocimientos pero que de la misma manera se
constituyó en la razón por la cual no pudo avanzar más.
Puede
afirmarse que, si bien los griegos sentaron las bases económicas de la libertad
para el mundo moderno, el Imperio Romano aportó a través del estudio de la
ciencia del Derecho, los preceptos legales que rigen y condicionan esa vida en
libertad. Así cuando Grecia pasa al dominio romano una de las maravillas que
los conquistadores conservaron lo constituyeron los escritos de los filósofos
de la antigüedad aún y cuando la mayoría de dichos documentos importantes
fueron ignorados y hasta destruidos. Sin embargo, aquellos que fueron
rescatados del infortunio de la destrucción, fueron aprovechados con amplitud
por los eruditos romanos, particularmente en asuntos económicos, políticos y de
ciencia aplicada, lo cual en definitiva les fue sumamente útil en la extensión
de su imperio.
Desafortunadamente
los vicios derivados de la ineficiente e irresponsable administración de sus
soberanos llevó al imperio a una crisis económica que fue el resultado del
envilecimiento de la moneda y de los mismos vicios del pueblo romano que se fue
acomodando de forma tal que su estructura militar se debilitó provocando que las tribus bárbaras que otrora
fueran sus esclavos se convirtieran así en el instrumento de su desintegración
inminente.
Dentro del
mismo orden de ideas, surgió dentro del contexto religioso politeísta romano,
una nueva religión la cual ejercería una profunda y poderosa influencia en los
siglos posteriores al Imperio Romano, siendo esta el así llamado Cristianismo,
cuyo impulsor fue un hombre oriundo de Judea llamado Jesús. Su prédica de amor
al prójimo, la justicia y la libertad, se constituyó aunque de forma no
directa, en una amenaza para la estructura política de Roma, por lo cual fue
ejecutado. Sin embargo, su legado prevaleció y a través de él se establecen los
fundamentos de la religión Católica o “Universal”, que poco a poco se fue
expandiendo primero por Oriente Medio y posteriormente por toda Europa, siendo
en la Edad Media en donde se hace manifiesto su mayor auge y que a través de
los ministros religiosos o sacerdotes, no solo continúa con la base filosófica
y religiosa de su fundador sino que, en la misma medida se dedican al cultivo de la ciencia derivado
del legado intelectual de Grecia y entre cuyos objetos de estudio también se
encuentra la ciencia económica.
II.
FEUDALISMO,
LOS ESCOLÁSTICOS TARDÍOS Y LA CORRIENTE RENACENTISTA.
Cuando ocurren
las invasiones bárbaras que propiciaron la caída del Imperio Romano, la
división política en Europa cambia de la misma manera y de forma tal que la
fragmentación de los territorios se hace evidente con el surgimiento de países
como España, Inglaterra, Portugal, Francia, Italia y Alemania. Esta situación
propicia de alguna manera un cambio de régimen que inicialmente para el caso de
Grecia y Roma estaba representado por la esclavitud de seres humanos al
servicio de sus amos, los cuales al darse cuenta de que, sin el apoyo del
Imperio la manutención de todos los esclavos se convertiría en un asunto
sumamente oneroso, razón por la cual se
prefiere liberarlos, permitiéndoles vivir en los territorios propiedad de sus
antiguos amos, a cambio de convertirse en siervos de los mismos y pagando
cierto tributo por el usufructo de la tierra, siendo así como surge el régimen
Feudal que abarcó la época comprendida entre los siglos del IX al XV
aproximadamente.
Así, los
siervos bajo que se encontraban bajo el gobierno de los señores feudales,
lograron desarrollar toda una serie de habilidades que propiciaron muchas
innovaciones para la época en mención, las cuales eran particularmente de tipo
tecnológico, tal es el caso de los molinos de agua y de viento entre otros
avances, los cuales ayudaron a estas personas en el desarrollo de técnicas que
los confirieron destrezas que se fueron transmitiendo de generación en
generación, evidenciándose con esto, la división del trabajo que permite hacer
más eficientes las tareas.
Otros avances
atribuibles al régimen feudal abarcan en la misma medida a la agricultura, la
metalurgia, energía hidroneumática, minería, ganadería, la alquimia y la
construcción, que derivaron en una mayor productividad en la fuerza de trabajo
humano lo cual trajo un mayor progreso dentro de las sociedades feudales, aún y
cuando la libertad si bien no era un derecho pleno, por lo menos permitía esa
creatividad e innovación que caracterizó a la mano de obra de la época.
A su vez, el
poder de la Iglesia Católica, misma que se constituía en el verdadero poder
detrás de Reyes, Monarcas y Señores feudales, se garantiza esta condición
gracias al papel que jugó durante la caída del Imperio Romano, con lo cual
adquiere un privilegio evidente a través del cual influye en todos los asuntos
económicos y políticos de los reinos sometidos a su intervención sistemática.
Es así como
dentro del marco del poder del catolicismo, surge la élite intelectual de
pensadores conocida como los escolásticos tardíos, quienes como ya se mencionó
debido a su acuciosa dedicación al estudio de las ciencias, se constituyeron
así en las personas más cultas e instruidas de su época, destacando sus
estudios en disciplinas como la filosofía, la matemática y por supuesto también
la economía, siendo su primer y máximo exponente Santo Tomás de Aquino quien
inicio esta corriente de pensamiento gracias a la traducción de las obras que
los filósofos y hombres de ciencia griegos dejaron como legado para la
humanidad.
Cabe mencionar
que a pesar de las grandes limitantes y restricciones propias de la religión
católica se hacían presentes en la época de los escolásticos tardíos, estos
sacerdotes hicieron toda una serie de aportes dentro del marco de sus ideas
relacionadas con la ciencia económica, que en ese tiempo aún no era considerada
como tal, pero quizás más importante que eso, supieron establecer una amalgama
entre los elementos que forman parte del proceso económico y la figura de la
libertad con todas sus implicaciones.
De esta
manera, los escolásticos comentaron de forma positiva a la figura del libre
comercio tanto interior como exterior lo cual significa que estaban a favor de
la empresarialidad, pero también del cobro de intereses sobre préstamos ya que
desde esa época consideraban que la figura del interés representa el precio por
los servicios que presta el dinero, pero sin llegar hasta la figura de la usura
o el cobro desmedido y exagerado de
intereses lo cual constituía para los escolástico un pecado comparable
con robar.
Otro
importante punto a su favor lo constituye también la figura de los contratos y
su respeto a las condiciones signadas en ellos, y por los cuales las partes que
intervienen en el mismo deben cumplir a cabalidad las condiciones estipuladas
puesto que se consideraba como una deshonra grave tanto para la persona como
para sus descendientes el incumplir las clausulas de ese contrato. De la misma
manera se opusieron rotundamente a alterar la composición metálica de las
monedas de oro y plata con la finalidad de envilecerlas, ya que bajo este
procedimiento había así mas moneda circulando pero en el mediano plazo esto
provocaría el encarecimiento gradual y paulatino de los bienes, fenómeno
conocido hoy en día como inflación la cual promueva la aparición de los ciclos
económicos tanto recesivos como
depresivos.
Sin embargo,
cabe mencionar que el punto negativo atribuido en general a la iglesia Católica
lo constituye el hecho de haberse reservado únicamente para los sacerdotes de
este tiempo todo este bagaje de conocimientos cuya acceso era muy limitado para
los ciudadanos comunes quienes de por sí eran poseedores de la más absoluta de
las ignorancias, circunstancia que propició el surgir de los tribunales de la
Santa Inquisición, lo cuales condenaron a ilustres hombres de ciencia como Galileo
Galilei como también a Nicolás Copérnico, y en general a todo aquel que
contraviniera las disposiciones de la iglesia.
Así, dentro de
este marco de opresión eclesiástica, surge gracias a la divulgación de la
traducción de los textos griegos iniciado por Santo Tomás de Aquino, un nuevo
movimiento intelectual y científico que vendría a cuestionar y a rebatir las
enseñanzas metafísicas de la iglesia, siendo este el así llamado Renacimiento.
De esta manera la sociedad europea comenzando en Italia, comienza a cuestionar
y a analizar los fenómenos tanto naturales como también económicos, políticos y
sociales, contraviniendo las explicaciones de origen divino de la iglesia. De
esta manera gracias al auge de la razón y la explicación lógica de los
fenómenos, los italianos adoptan un escepticismo que es cada vez más reconocido
en el continente europeo, lo cual los convierte en pensadores más objetivos y
menos influidos por la religión debido a su ateísmo general.
De este modo,
la etapa renacentista se convirtió en la corriente intelectual a través de la
cual la Edad Media oscurantista llegó a su fin y que tuvo una duración
aproximada de 700 años durante los cuales prevaleció la ignorancia, el temor a
lo desconocido y la condena por pensar diferente, siendo así como a través del
renacimiento científico impulsado por personajes como Leonardo Da Vinci,
Maquiavelo, Galileo y Copérnico, se le otorga impulso a una novedosa época de
auge científico y que como ya se mencionó, esto se logra a través del
redescubrimiento de los aportes griegos.
III.
MERCANTILISMO
Y FISIOCRACIA DURANTE LOS SIGLOS XVI AL XVIII.
La corriente
científica renacentista propició gracias a los avances tecnológicos que sus
principales exponentes desarrollaron un desarrollo sumamente notable en todos
los ámbitos de la Europa de ese momento. Sin embargo estos avances también
trajeron consigo toda una serie de conflictos que entremezclaron diferentes
conflictos bélicos entre países que se producen por la imposibilidad de llegar
a acuerdos comerciales mutuamente favorables y que derivaron por ello en la
búsqueda de nuevas rutas marítimas cuya finalidad era la expansión comercial y
también el proceso de colonización, actividades que les permitirían a su vez la
obtención de metales preciosos como el oro y la plata que posteriormente
inundaron a países como España, Francia e Inglaterra y que posteriormente
provocarían crisis por inflación.
Así y bajo
estas condiciones se establece el origen de una nueva modalidad o pensamiento
económico, como lo fue en su época el orden mercantilista, cuya presencia se
hizo notable principalmente durante los siglos XV al XVIII en países como
España, Francia, Inglaterra, Holanda, Italia y Portugal. De esta manera, siendo
esta corriente posterior al sistema feudal se constituye en un sistema de ideas
políticas mismas que tuvieron amplia prevalencia en ese momento histórico, y
que aunque en ese momento y a pesar de que la economía aún no constituía una
ciencia, como sistema facilitó la acumulación de capitales convirtiéndose así en
la antesala de lo que más tarde sería el sistema de producción capitalista.
Este sistema a
diferencia de los imperios de la antigüedad y el sistema feudal que
menospreciaban a las actividades mercantiles e industriales, por el contrario,
logra su mayor auge a través de las ya mencionadas ya que eran las que le
otorgaban su verdadera dinámica a la economía gracias al intercambio entre
colonias y el comercio exterior aún y con sus limitaciones por la situación
bélica prevaleciente. De este modo bienes tales como incienso, oro y plata, pólvora, especias,
telas, piedras preciosas y hasta armamento, eran trasegadas muchas veces de
forma ilegal pero legítima, debido a la demanda prevaleciente.
Sin embargo,
el aspecto que caracterizó de manera particular al sistema Mercantilista fue
sin duda alguna la intervención estatal dentro del proceso económico, por lo
cual y ante las condiciones de guerra y de crisis prevaleciente en esos años, esta
situación obligaba así a demandar la protección del Estado, lo cual derivó en
un sistema corrupto de privilegios y corrupción con los cuales las monarquías
favorecían así a los más ricos e ilustres miembros de la sociedad, asegurándose
así la provisión de moneda y bienes que permitían el sometimiento de las
colonias de la Nueva España.
Entre los
teóricos de la época mercantilista que expusieron las primeras ideas económicas
afines a este sistema se puede mencionar a Tomás Mun, quien señaló que toda
mercancía es fuente de riqueza, así como la importancia del comercio exterior y
la balanza comercial; asimismo Antonio Serra, quien señaló la importancia del
tipo de cambio y sus efectos en la balanza de pagos así como la ley de
disminución de rendimientos en la agricultura; asimismo Jean Bodin quien
introduce el concepto de soberanía para mantener el orden ciudadano a través
del ejercicio del poder estatal, siendo también partidario de los sistemas
absolutistas y de la protección estatal a la industria local.
De este modo y
de acuerdo a lo anterior, el sistema mercantilista, si bien se desarrolló
durante la época ya señalada, de ninguna manera puede considerarse que ha
desaparecido de la escena económica mundial, toda vez que sus principales
características que lo señalan de propiciar la corrupción y los privilegios en
las economías más débiles del mundo tales como en Latinoamérica, solamente
entorpecen la generación de una mayor riqueza y mejores condiciones de vida
para los ciudadanos víctimas de ese proteccionismo e intervencionismo estatal.
Con relación
al contexto de la así llamada Fisiocracia, puede decirse que dicha corriente
surge casi de forma paralela al anterior sistema mercantilista en el siglo
XVIII, siendo su origen eminentemente francés, siendo sus principales
exponentes y fundadores Francoise Quesnay, Daniel Bernoulli, Anne Roberto
Turgot y Richard Cantillón.
Para estos
sociólogos y analistas de la ciencia económica, el término Fisiocracia es una
expresión totalmente opuesta a la cultura de privilegios y corrupción que
dentro de un sistema económico prevalecía en la Europa en esa época, de tal
manera que dicho término significa “Gobierno de la naturaleza”, y que
representa un orden de tipo natural, es decir que todos los fallos y crisis
ocasionadas por las políticas mercantilistas eran provocados por la constante
intervención del Estado en la economía, ante lo cual para el buen
funcionamiento de ésta, debe permitirse que opere con total libertad de la
misma manera en que lo hacen las leyes de la naturaleza, esto es sin la
intervención de nadie.
Cabe mencionar
también que la Francia del siglo XVIII era más proclive a otorgarle mayor
importancia a las actividades agrícolas que a la industria y el comercio,
puesto que las mismas condiciones políticas y de confrontación con los países
vecinos, obligaban así a fomentar la actividad de siembra y cultivo con fines
de manutención, aparte de que los campesinos franceses absorbían la mayor carga
tributaria pagando más impuestos, con lo cual el comercio y la industria
pasaban así a un segundo plano siendo consideradas como estériles, situación
que hoy por hoy ha cambiado radicalmente, siendo estas actividades la principal
fuente de ingreso de las sociedades modernas.
Así y aunque
dicha corriente en realidad no tuvo mayor aceptación entre la élite intelectual
francesa, aún y en la época actual prevalece el principio por el cual se debe
impedir que los gobiernos jueguen un papel interventor dentro del proceso
económico tomando las decisiones, cuando en su lugar debe constituirse en el
árbitro que a través de las instituciones afines haga cumplir la ley sin
discriminación ni privilegios, lo cual derivó principalmente en el desarrollo
de dos áreas importantes, siendo estas, la economía política y el análisis
técnico económico, aunque en el primer caso sí hicieron contribuciones muy
notables en el segundo de éstos se hacen palpables diversos errores que
lamentablemente se trasladarían a los futuros analistas económicos.
Para finalizar
el contenido y bases filosóficas de la escuela Fisiócrata, es muy importante
señalar los aportes teóricos que en su momento sus principales exponentes
legaron y que se constituyeron en parte importante del basamento del sistema
Capitalista liberal, siendo estos aportes en primer lugar Francoise Quesnay
quien fue el fundador de la Fisiocracia y cuya incursión en la economía se hace
presenta a través de su obra “Le tableau
economique” y en donde también surge el concepto de “Laissez Faire” que de alguna manera es un reclamo ante el
poder evidente del Estado que le confiere un status privilegiado a la actividad
agrícola frente a la industria y el comercio. Cabe mencionar que los
fisiócratas no estaban del todo convencidos del mercado libre y defendieron
también a la agricultura y los productos naturales en cuanto a incentivar su
consumo frente a los productos manufacturados que promovían gastos
"improductivos” que desplazaban en consumo de productos agrícolas.
Por su parte
Daniel Bernoulli (1799 -82) es
considerado como el fundador de la economía matemática, haciendo uso de las
probabilidades y la estadística, sin embargo debe mencionarse a este respecto
que si bien estas herramientas son útiles en el análisis de datos e información
del pasado, su uso irreflexivo provoca una errónea interpretación de la
realidad en el ámbito de las acciones humanas. Sin embargo y a pesar de las
falsedades evidentes en el análisis de Bernoulli, sus contribuciones dudosas
por cierto en el uso de las matemáticas en el análisis económico, fueron
adoptadas por el teórico francés Pierre Simón Laplace en su Teoría analítica de
las probabilidades.
Como tercer y
último exponente de la escuela Fisiócrata es digno de mencionar el aporte de
Richard Cantillón a quien se le considera como el primer escritor de un tratado
de Economía Política denominado Ensayo de la naturaleza del comercio en
general, en 1775. Muchos historiadores en materia económica lo han considerado
inclusive como el “Padre de la economía moderna” (Ravier, 2012) , siendo sus contribuciones principales,
la epistemología de la economía, que permite plasmar teorías en base a la
lógica deductiva estableciendo relaciones de causa y efecto, mismas que
posteriormente adoptaron los economistas clásicos quienes posteriormente los
trasladarían a la Escuela austríaca de la economía.
De la misma
manera otra de sus contribuciones más sobresalientes lo constituye también sus
aportes a la teoría del valor y los precios de los cuales decía que el valor
intrínseco de un bien está representado por la cantidad de tierra y de trabajo
que forman parte de su proceso de producción y que considera a dos factores, la
fertilidad de la tierra y la calidad de trabajo, asimismo plantea una relación
entre precio de mercado y valor de mercado que representan la fijación de los
precios reales de mercado, reconociendo dentro de este proceso condiciones de
incertidumbre y función empresarial en la cual para el empresario los costos
son ciertos pero los ingresos no lo son, debido a que es el consumidor final
quien posee la soberanía del mercado premiando al eficiente y eliminando del
mercado al ineficiente.
De esta manera
tanto la escuela Mercantilista como Fisiocracia representaron históricamente
dos manera muy distintas de apreciar al proceso económico y sus relaciones
demostrando para la época mercantilista que la intervención del Estado, la
concesión de privilegios, el proteccionismo, la expansión monetaria y la
imposición de barreras al libre comercio, conducen definitivamente a crisis
recurrentes cuya principal manifestación está representada por los ciclos
económicos, siendo por ello de suma importancia el aprender que las condiciones
actuales de crisis en función de sus causas al final vienen siendo las mismas
de hace más de trescientos años y que de muchas maneras fueron analizadas,
discutidas y criticadas por los fisiócratas cuya contribución al momento actual
es pertinente dentro de sus principales aspectos.
IV.
LA ESCUELA
CLÁSICA LIBERAL
Puede
afirmarse que un momento decisivo en la historia de la economía, está
representado por los aportes que a dicha ciencia hicieron como contribución
importante los así llamados economistas clásicos del siglo XVIII, quienes
desmintieron todos los mitos prevalecientes derivados del contexto
mercantilista, que tanto perjuicio ocasionaron a las economías europeas, que
condicionaban al sistema económico a través de la coacción política y que
fueron mencionadas con anterioridad.
De esta manera
surge como primer representante de la llamada Escuela Clásica de la economía
Adam Smith (1723 -90) de origen escocés, quien a través de su legado
intelectual expresado en la “Teoría de los sentimientos morales” y el “Análisis
acerca del origen de la riqueza de las naciones”, describió la manera a través
de la cual un sistema económico debía funcionar dando a conocer el principio de
la “Mano invisible”, que significa que el individuo actúa siempre en la
búsqueda de su propio interés, pero que en este proceso logra sin proponérselo
de ninguna manera beneficiar a terceros, lo cual es un principio elemental del
libre mercado, o sea la capacidad de actuar y dentro de la cual dichas acciones
derivan en una división del trabajo que le permite a través de la
especialización en el mismo, obtener resultados de eficiencia que le permiten
obtener un beneficio proporcionándole a otros lo que desean, de ahí que Adam
Smith comparte el criterio fisiócrata de la no intervención del Estado en el
sistema y quien debe dedicarse únicamente a brindar servicios básicos como
defensa, justicia y obras públicas, ya que mientras más libertades tiene el
sistema mayores son a su vez los beneficios que obtiene la sociedad. Puede
afirmarse entonces que es a partir de Adam Smith, que la economía adquiere el
carácter de científica conociéndose inicialmente con el nombre de Economía
Política.
Otro
economista clásico posterior a las ideas de Adam Smith, es así el también
escocés David Ricardo (1772 -1823), cuyo aporte teórico principal está
representado en su obra “Principios de economía política y tributación”.
Ricardo discute la Teoría del valor trabajo que también abordó Smith que señala
que los bienes tienen valor en función de la cantidad de trabajo que se aplica
en ellos, la cual es desde el punto de vista de la Escuela austríaca de la
economía, totalmente incorrecta. De la misma manera debatió el concepto erróneo
de que las exportaciones debían ser mayores a las importaciones ya que esto
propiciaba la concesión de privilegios mediante la protección de empresas
ineficientes, de ahí surge la Teoría de las ventajas comparativas que como
resultado de la división del trabajo, las regiones que se dedican a lo que
mejor saben hacer desde el ámbito de la producción local podrán hacer
intercambios más eficientes que dedicándose a actividades en las cuales tienen
amplia desventaja, lo cual da muestra de su posición en cuanto a defender la
figura del Comercio Internacional.
Otro destacado
economista clásico está ampliamente representado por Thomas Roberto Malthus
(1766 a 1834), cuyas obras “Principios de Economía Política” y “Teoría de la
población” dieron a conocer su particular opinión en cuanto a las consecuencias
económicas que tiene la explosión demográfica, explicando que mientras que la
población crece de forma geométrica o exponencial, los recursos para su
manutención por el contrario crecen de forma lineal, esto implica que a mayor
población menos recursos disponibles, por lo cual Malthus consideraba que por
ese motivo las guerras, pestes y hambrunas eran males necesarios para lograr
cierta condición de equilibrio entre demografía y recursos. Actualmente dicha teoría
carece de fundamento, ya que se ha demostrado plenamente que el crecimiento
poblacional no está reñido de ninguna manera con los recursos disponibles para
su sostenimiento, sino que más bien ese aumento de la población ha permitido
diseñar tecnologías innovadoras en el sector agrícola lo cual ha dado como
resultado que en el siglo XXI existan recursos más que suficientes para
alimentar al orbe.
En el mismo
sentido, no puede faltar tampoco el análisis económico de Jean Baptiste Say
(1767 a 1832), quien fue el primero en señalar que es el valor de uso que los
consumidores les otorgan a los bienes, lo que determina su costo, situación que
posteriormente los teóricos de la utilidad marginal o Neoclásicos confirmarían.
Asimismo fue el impulsor de la así llamada “Ley de los mercados” o “Ley de
Say”, por la cual toda oferta genera su respectiva demanda y no al contrario,
ya que para entender este aserto deben distinguirse dos conceptos inherentes a
dicha ley como lo son la necesidad o preferencia y el poder adquisitivo de
compra, de este manera en un mercado libre no es posible así una crisis de
sobre producción. En la actualidad los conceptos tanto de utilidad marginal
como de la Ley de los mercados continúan en el momento actual siendo valederos
ya que se ha demostrado su pertinencia dentro del marco de la acción humana en
los mercados afines al siglo XXI.
Para el caso
de John Stuart Mill (1806 a 1873) quien
es considerado como el último de los economistas clásicos, es precisamente con
la exposición de sus ideas, que la ciencia económica alcanza su mayor
prestigio. Mill hace una diferenciación entre las leyes que rigen tanto a la
producción como a la distribución, destacando el hecho de que para los clásicos
de la economía las leyes que rigen a dicha ciencia no han sido inventadas ni
diseñadas por nadie, sino que han sido el resultado del orden espontáneo del
mercado que permitía que dichas leyes fueran descubiertas, tal es el caso de la
ley de la demanda en la cual un aumento en los precios reduce la cantidad
demandada en el mercado y a su vez, en el caso de la oferta, un aumento en los
precios tiene como efecto producir más bienes para el consumidor final. Dichos
preceptos en el momento actual han permitido en la época actual entender de
mejor manera el funcionamiento de los mercados libres, cuyos principios y
reglas no deben jamás estar sujetas a las disposiciones de los gobernantes tal
y como en su momento también lo plasmaron los fisiócratas, sino que más bien lo
que se requiere son mayores libertades y menos intervencionismo, lo cual no es
más que la política vigente en el contexto de la mayoría de países que ven como
sus libertades económicas y de todo tipo son cada vez más limitadas.
Uno de los
teóricos más controversiales, considerado en el mismo sentido también como un
miembro de la Escuela Clásica de la Economía aunque con obvias reservas es Karl
Heinrich Marx (1818 a 1883). Dicha escuela se desarrolló más o menos en la
misma línea temporal en que los economistas clásicos como Smith, Ricardo,
Malthus y Mill expusieron sus ideas y su sustento ideológico está representado
por la Teoría del Materialismo histórico.
Dicha teoría
trata de explicar así los pensamientos del hombre y su relación con las
condiciones sociales o medio de producción bajo el cual vive, de ahí que la
ideología Marxista, que fue como se le denominó parte de premisas tales como:
que existe una lucha de clases entre la clase burguesa o adinerada de la
sociedad y el proletariado debido a que los primeros explotan sistemáticamente
a los segundos dentro del proceso de producción. De la misma manera son francos
opositores a la propiedad privada, siendo preferible la propiedad estatal de
los medios de producción. En el mismo sentido surge dentro del idealismo
marxista el concepto de la Plusvalía, por el cual de acuerdo a Marx, los
asalariados proletarios son quienes en realidad generan la riqueza, pero sin
ser de ninguna manera propietarios de los medios de producción, por lo que es
el empresario quien se apropia de ese trabajo o riqueza adicional, misma que
debería retribuírsele a los trabajadores.
Asimismo, se
plantean los conceptos de igualdad y justicia distributiva, por medio de los
cuales únicamente igualando a todos los individuos por el hecho de ser tales y
sin tomar en cuenta su mayor o menor contribución al proceso productivo,
merecen recibir de forma equitativa el producto de la riqueza generada, sin
importar el grado de contribución de cada quien a este proceso, significando
esto que la riqueza generada en un país debe llegar en la misma proporción a
todos y cada uno de los miembros de la sociedad y que, para poder lograr este
ideal, es necesario tomar el poder estatal por la fuerza y la violencia a
través de una revolución.
De este modo a
manera de conclusión, el ideal de Karl Marx representa así un intento por
impulsar un nuevo sistema esclavista, en el cual el Estado pasará a ser el
máximo ente decisorio que condicionará todas las libertades ciudadanas y
también el derecho a la propiedad privada, ya que esa omnisciencia y omnipotencia
propios de quien cree que como autoridad sabe que es lo mejor para los miembros
de la sociedad, en definitiva va en total contraste con los teóricos de la
economía clásica y quienes les precedieron, ya que los economistas clásicos
liberales estuvieron a favor de las libertades individuales y el libre mercado
como la forma más eficiente de lograr la satisfacción de las necesidades y
deseos de los miembros de la sociedad sin la intervención ni de gobiernos ni de
grupos que limiten el libre actuar de los individuos quienes al hacer esto
beneficien de una manera más eficiente las necesidades y deseos más urgentes de
los demandantes.
Por lo tanto
la Doctrina Marxista, de la cual se derivó la ideología Socialista totalitaria,
y que tuvo como derivados a la Social Democracia, la Democracia Cristiana y el Comunismo
en muchos países es por todo lo anteriormente expuesto un total y evidente
error intelectual (Von Mises, 1932) .
V.
LOS
NEOCLÁSICOS O TEÓRICOS DE LA UTILIDAD MARGINAL
La Escuela
Neoclásica debe su nombre al hecho de que retoma muchos de los principios de su
antecesora la Escuela Clásica, aunque cuestionando algunos de sus postulados,
tal es el caso de la teoría del valor trabajo por la cual según los clásicos
los bienes tiene valor de acuerdo a la cantidad de fuerza de trabajo aplicada
en ellos y que fue lo que le sirvió a Karl Marx para plantear su Teoría de la
plusvalía.
Así, los
economistas Neoclásicos concebían al sistema capitalista como un sistema basado
en la armonía social dentro del cual existen diferentes agentes que contribuyen
así al proceso económico, unos como factor trabajo y otros como factor capital,
y que al final se constituyen en recursos necesarios para la producción.
Se consideran
en esta materia como los principales exponentes de la Teoría Neoclásica a
William Stanley Jevons (1835 a 1882), Alfred Marshall (1842 a 1924), Carl
Menger (1840 a 1921), Eugene Böhm Bawerk (1851 a 1914), Leon Walras (1834 a
1910) y Wilfredo Pareto (1848 a 1923).
Haciendo un semblanza
acerca de las principales aportaciones teóricas de esta escuela, cabe mencionar
que la teoría que mayor influencia tuvo desde el ámbito del análisis económico
lo constituyó así el principio de la Utilidad Marginal analizado por Menger y
Bôhm Bawerk, el cual se explica en el sentido de que cuando una persona posee
una unidad extra de un bien en la misma proporción aumenta su satisfacción
psicológica, o sea que un amento en la posesión de bienes genera una mayor
satisfacción individual. Sin embargo, esta situación solamente es posible,
cuando el consumidor tiene la plena libertad de adquirir todos los bienes que
su poder adquisitivo le permita. Ahora bien, en contraposición a este nivel de
satisfacción que en definitiva no es permanente, si continúa la adquisición y
consumo de bienes el consumidor llegará a un punto en el cual esas unidades
adicionales mencionadas arriba dejarán de producirle la satisfacción que tenía
al inicio, por lo que optará por sustituirlos por otros, siendo este fenómeno
denominado como la Ley de rendimientos decrecientes y que en pocas palabras
significa que todo exceso de algo, al final obliga a sustituirlo por otro
satisfactor.
A su vez, la
contribución de los factores productivos en forma de trabajo o de capital,
tienden a recibir cada uno de estos su respectiva retribución dentro del
proceso productivo, o sea que contablemente hablando, los elementos del costo
de producción tales como, materia prima directa, mano de obra directa y gastos
indirectos de fabricación al final se traducen en un costo que el empresario
buscará recuperar como precio de venta, aunque como posteriormente lo demostró
la Escuela austríaca de la economía, son los precios los que determinan los
costos, toda vez que los consumidores son quienes deciden cuánto están
dispuestos a pagar por ellos (Hayek, 1996) .
En el mismo
sentido, Leon Walras y Wilfredo Pareto, realizan dentro del marco de esta
Escuela, un análisis relacionado con lo que denominaron la Teoría del
equilibrio general misma que es el opuesto a la Teoría del equilibrio parcial
de Marshall y Jevons, y que para su desarrollo debe generarse fuera del marco
intervencionista del Estado, señalando que los sistema económicos, de alguna
manera, tienden a ajustarse de manera totalmente autónoma sin la intervención
de ningún ente ya sea este estatal, privado o de grupos de presión quienes
suelen actuar de forma recurrente en la búsqueda particular de sus propios
fines particulares y que perjudican al resto de ciudadanos que confluyen en el
mercado convertidos en consumidores. De alguna manera, estos tanto Walras como
Pareto, se anticiparon al explicar su Teoría del equilibrio, a lo que algunos
economistas del siglo XX pero particularmente James Buchanan denominarían como
“Fallas del mercado”, a través de las cuales se restringe el funcionamiento
eficiente del proceso económico restringiendo la participación de sus agentes y
que al final solamente termina afectando a los consumidores quienes terminan
siendo víctimas de este sistema.
Debe aclararse
que este equilibrio en términos reales no existe, ya que la noción de
equilibrio implica la ausencia de dinamismo en la economía, lo cual en función
de la evidente interactividad de las acciones humanas, jamás se alcanza
plenamente (Von Mises, La acción humana, 1995) .
Así, la
Escuela Neoclásica a través de las teorías ya mencionadas con anterioridad, se
constituyó en un aporte sumamente significativo para el análisis económico,
mismo que sentó las bases y principios económicos y filosóficos de la Escuela
austríaca de la economía a través de su fundador Carl Menger, quienes señalan
directamente al intervencionismo del Estado como una expresión coactiva que se
considera nociva dentro del marco de condiciones que deben prevalecer en un
sistema libre, el cual si bien se caracteriza por ser anárquico de alguna
manera, paradójicamente es el resultado de un orden espontáneo y que para su
sostenimiento requiere así de la garantía jurídica de las libertades individuales
para el logro de sus particulares objetivos.
VI.
KEYNES Y EL
MITO DE LA TERCERA VÍA
A principios
del siglo XX, se produjo en el marco histórico en la economía toda una serie de
expansiones monetarias y crediticias que fueron el resultado de la salida de
los países europeos y también de Estados Unidos, del conflicto bélico conocido
como la Primera Guerra Mundial. De este modo comenzó una época artificial de
auge económico conocida como “Los felices años 20” (Friedman & Friedman, 2008) . Sin embargo a
finales de esta década pero específicamente el 24 de octubre de 1929, se
produce la quiebra del principal bastión económico en Occidente, la Bolsa de
Valores de Nueva York en Estados Unidos y cuyos efectos fueron evidentes en
todas partes del mundo, inclusive en Latinoamérica particularmente en las
cosechas de café y que eran su principal producto de exportación.
Así y en medio
de este evidente caos, surgen las ideas y pensamiento económico de John Maynard
Keynes, quien amparado bajo una posición aristocrática y diplomática que
ejercieron mucha influencia en el mundo político de los años 30, propone así en
base a sus teorías plasmadas en su obra “Teoría general del empleo, el interés
y el dinero”, toda una serie de medidas para superar el fenómeno depresivo de
dicha década. De esta manera, Keynes, quien se considera liberal, propone de
acuerdo a sus teorías la no aceptación en términos generales de las supuestas
deficiencias del sistema capitalista como tampoco de los defectos del sistema socialista
totalitario. De ahí que surge entonces lo que el denomina como la “Tercera
vía”, por la cual los gobiernos, ante la supuesta incapacidad del sector
privado de mantener a flote la economía, proceden así a intervenirla, logrando
esto a través de las políticas de pleno empleo, por las cuales el gobierno a
través de un proceso expansionista de la moneda y del crédito, promoverá la
inversión, lo cual permitirá a los desempleados víctimas de la “Gran depresión”
obtener así un empleo que les permita satisfacer sus necesidades.
De esta
manera, los gobiernos comienzan a ganar cada vez más poder, no solo en Estados
Unidos, sino que también en Latinoamérica y Europa, dando lugar posteriormente
al período de la Segunda Guerra Mundial a que el orbe en la gran mayoría de los
casos, implemente cada vez más políticas intervencionistas, ante las cuales la
población le otorga a los gobiernos plenos poderes en las decisiones económicas
y políticas, lo cual los convierte en gobierno – dependientes, restringiendo la
libertad en el uso de la propiedad privada e imponiendo leyes cuyo fin termina
siendo la consolidación del poder estatal.
A John Maynard
Keynes se le considera así, en virtud de lo anterior como el “Padre del
intervencionismo del Estado”, y que si bien la intención de todas estas
políticas expansionistas del dinero y del crédito como también del pleno
empleo, parecieran estar diseñadas con buenas intenciones, a la larga no logran
más que empeorar los problemas que pretendían corregir, de esta manera, cuando
se produce la expansión, la tasa de interés disminuye artificialmente como
resultado de un ahorro de tipo forzoso, lo cual provoca que los inversionistas accedan
a créditos que utilizarlos en inversiones erróneas, mismas que en el mediano
plazo demostrarán que no eran rentables, desatándose así la crisis que deriva
en los ciclos económicos de recesión y depresión con sus consecuencias
inmediatas de desempleo, escasez e incertidumbre y que no hacen más que
anticipar el dolor que provocará la cura para la enfermedad de la crisis,
aunque en ese momento se produzcan fugas de capitales y por ende falta de
incentivos para la inversión.
De lo anterior
puede así derivarse que el aumento del gasto público que se produce como
resultado de la intervención estatal al final es el resultado de no limitar los
poderes de los gobiernos, los que con tal de mantener la hegemonía de la
autoridad del Estado omnipotente, ponen así en práctica políticas que no
representan de ninguna manera la solución más adecuada para el desarrollo de
las naciones.
Por ello es
imperativo que los ciudadanos tomen el verdadero rumbo de sus acciones libres
haciendo obligatoria la implementación de mecanismos legales que le asignen al
Estado Gobierno sus verdaderas y única funciones las cuales son: Infraestructura,
seguridad, salud y educación.
VII.
LA ESCUELA
AUSTRÍACA DE LA ECONOMÍA EN EL SIGLO XX Y LA ESCUELA MONETARISTA.
La doctrina
económica Keynesiana y sus evidentes errores mismos que han sido adoptados como
credo por los políticos y gobernantes en todo el mundo, generaron durante el
siglo XX uno de los debates más encendidos en la historia económica moderna.
Dichos errores que se tradujeron en las políticas expansionistas y de pleno
empleo en la década de los años 30 y que en Estados Unidos se implementaron a
través del “New Deal” impulsado por el Presidente Franklin D. Roosevelt, fueron
en su momento el centro del análisis objetivo pero crítico de los economistas
austríacos Ludwig Von Mises (1881 a 1973) y Friedrich Hayek (1899 a 1992).
Aunque algunos
cometen el craso error de denominar a esta corriente como Neoliberalismo, en
realidad la Escuela austríaca constituye más bien el resultado de consolidar las
ideas que se originaron en el siglo XVIII a través de la Escuela Clásica
Liberal. De ahí que sus aportes fueran retomados por los economistas de la
Escuela Neoclásica en el siglo XIX a través de la Teoría de la utilidad
marginal y la Ley de rendimientos decrecientes para posteriormente ser
adaptados a las condiciones prevalecientes a las necesidades del siglo XX y más
allá.
Es por esto
que ideas vinculantes al libre mercado, la propiedad privada, el respeto a la
ley y los contratos y el comercio internacional, se convierten en las premisas
más importantes de los austríacos, ya que estos mecanismos que son el resultado
de un orden espontáneo, son los únicos que permiten lograr desarrollo y
prosperidad en el mundo libre.
Así, es solo a
través de la libre movilización de bienes, personas y capitales unido a la
eliminación de barreras intervencionistas estatales como aranceles, aduanas e
impuestos que el mundo podrá llevar a cabo actividades de intercambio libres
dentro de un marco que propicie la paz y la armonía entre los participantes,
requiriéndose además la eliminación de obstáculos a la inversión sana resultado
del ahorro voluntario y que permitirá a los participantes obtener mejores
salarios y un aumento general del bienestar en el nivel de vida.
Debe también
en ese orden de ideas, estimular la competitividad de esas inversiones para que
sea el mercado y no el Estado quien decida cuales de estas se quedan y cuales
deberán salir de la competencia, ya que no debe olvidarse que dentro de un
orden espontáneo promovido por el libre mercado, el consumidor es quien con su
dinero vota por el más eficiente, castigando al ineficiente. Tal es la ley del
mercado libre.
El Estado por
su parte, debe asumir con responsabilidad su único y verdadero rol dentro de
una economía de libre mercado, siendo esta el hacer cumplir la ley, misma que
no debe constituirse en un privilegio para grupos de presión o de poder
económico que buscan privilegios que les permitan mantener como sus
particulares rehenes a los participantes del mercado libre, ya que en términos
reales no se requiere de un cuerpo de leyes anacrónico u obsoleto cuya
finalidad sea ser un obstáculo a la libertad ni otorgar prebendas especiales a
nadie, ya que solo se requiere de aquel marco legal que obligue a todos los
participantes del contrato social a cumplirlo a cabalidad (Buchanan, 1975) .
Es así como la
Escuela austríaca es el referente que permite así concatenar todas aquellas
teorías e ideas derivadas de los economistas liberales inicialmente y que
permitieron el progreso de los países occidentales que desde el siglo XVIII en
Francia, Inglaterra y también en España y los Estados Unidos se opusieron a
seguir esa cultura interventora estatal impuesta por los soberanos y la Iglesia
Católica, entendiendo a muy largo plazo que la libertad es el único valor
permite que las sociedades prosperen.
Con relación a
la llamada “Escuela monetarista”, su creador fue el profesor Milton Friedman
(1912 a 2006), de la Universidad de Chicago. Dicha escuela de pensamiento
económico considera que cuando se manipulan las variaciones de la oferta
monetaria, estas se constituyen en la causa principal de los fenómenos de
fluctuación económica tanto en la producción de bienes y servicios como en el
nivel de los precios, esto en el corto plazo. En el largo plazo, dicha escuela
parte de la premisa de que los precios poseen una tendencia a cambiar de forma
proporcional a la oferta monetaria. (Economistas US, 2015)
Ahora bien,
todo lo anterior desde el punto de vista monetarista significa que los
gobiernos bajo ninguna circunstancia deben de intervenir de forma directa en la
dinámica del mercado, por lo que su función principal debe consistir en evitar conflictos
entre los diferentes estratos de la sociedad, apoyando a las empresas. Así, los
teóricos de la Escuela monetarista consideran así que una política económica
eficiente implica un crecimiento con estabilidad de la oferta monetaria, o sea
que en la misma medida en que la dinámica económica se hace presente a través
de inversiones derivadas del ahorro voluntario, en el mismo sentido debe
ampliarse la oferta de dinero.
La Escuela
Bancaria, en contraposición a la Escuela Monetarista, tiene como premisas no
solo la expansión del dinero y del crédito, sino que de la misma manera es
partidaria del sistema de Reserva fraccionaria por el cual se crea un fondo de
respaldo para los depósitos que no es de ninguna manera representativo del
total de depósitos a la vista. De este modo se utiliza un mecanismo que permite
crear dinero “de la nada” el cual se multiplica de forma fraudulenta en el
sistema bancario y que al final se convierte en dinero sin respaldo, lo cual,
unido a las políticas intervencionistas de la banca Central y que permiten la
manipulación del tipo de cambio y de la tasa de interés, propician mediante
estas acciones el origen de los ciclos económicos de recesión y depresión,
porque la oferta monetaria es el resultado de un mecanismo de ahorro forzoso,
esto es dinero sin respaldo (Huerta de Soto, 2009) .
CONCLUSIÓN
Tratar de
explicar en este pequeño y singular grupo de páginas todo el camino que una
disciplina como la Ciencia Económica ha recorrido, desde los orígenes del
hombre racional y socialmente organizado, no es en sí una tarea simple de
abordar. Los historiadores por lo general suelen esbozar una opinión muy
particular acerca de los orígenes y desarrollo de la economía, pero que en
muchos casos han mantenido cierto sesgo o tendenciosidad desde el ámbito de la
filosofía, lo cual ha sido sumamente dañino para la comprensión de dicha
ciencia.
De este modo,
cuando se tratan de explicar los principales hechos y acontecimientos que la
han definido como conocimiento científico y desde el punto de vista de aquellos
que con objetividad acuciosa han interpretado a los mismos, puede en ese punto
decirse que se cuenta con una base o punto de partida que permitirá así
entender cómo es que en el momento actual los procesos económicos deben no solo
reflejar ciertas características, sino que también señalar acciones concretas que facilitan un
eficiente mecanismo para su funcionamiento.
Desde que el
ser humano inteligente y socialmente integrado comenzó a llevar a cabo
actividades por las cuales intercambiaba un bien por otro que le era de
necesidad, es a partir de ese momento en que la economía se convierte sin
siquiera ser percibido por sus principales actores, en una disciplina
científica. Y aunque para ser reconocida como tal, tendrían que transcurrir
varios milenios, es innegable que su presencia ha sido la chispa energética que
ha propiciado el desarrollo político, social, intelectual y científico de la
humanidad.
Así, posterior
a los procesos de intercambio directo o trueque, surge además la actividad
comercial, en la cual ya no se trata simplemente de recibir un bien por otro,
sino que se crean excedentes en la producción de dichos bienes cuyo intercambio
comercial produce una ganancia o utilidad, misma que apoyada por un medio de
cambio como lo es el dinero, propicia para la buena marcha de los negocios, la figura
del ahorro, el cual al ser reinvertido se convierte en lo que hoy en día se
conoce como capital y que permite así el surgimiento de la riqueza.
La riqueza;
esa cualidad del capital que los socialistas y los intervencionistas condenan y
hasta odian, es el resultado de toda una serie de acciones humanas que se
producen dentro de lo que se conoce como un orden espontáneo, que no ha sido
creado por nadie y que implica el poder utilizar libremente las capacidades
individuales para el logro de ciertos objetivos, mismos que al concretarse
permiten generar toda una serie de beneficios que no estaban en la mente del
hombre que actúa, pero que permiten a través de este mecanismo mejorar las
condiciones de vida de la sociedad.
Así en sus
inicios, toda actividad económica tenía como premisa original la obtención de
riqueza, la cual ostenta desde el ámbito de la figura del capital, dos
características particulares, siendo estas en primer lugar el hecho de que es
fungible y en segundo lugar que es posible su multiplicación.
Cuando se
afirma que el capital es fungible, esto no es más que la posibilidad de
convertirlo en otros bienes de capital, que permiten llevar a cabo un mayor
número de transacciones, permitiendo también la participación de un mayor
número de individuos que le otorgan dinámica al proceso económico permitiendo
su desarrollo constante. A su vez, el capital también puede multiplicarse en
virtud de poder ser utilizado en toda una serie de actividades que pueden
redituar beneficios económicos, los cuales pueden volverse a invertir para
producir una mayor riqueza.
Sin embargo,
para poder lograr la dinámica previamente descrita, se hace necesario cumplir
con ciertos requerimientos dentro del marco de una sociedad integrada a través
de un orden espontáneo, y entre las cuales debe destacarse a nivel particular,
la capacidad de los individuos para identificar oportunidades de negocios antes
que los demás, siendo conocida esta condición como “alertness” (Kirzner, 1995) , o sea un estado de
alera que permita al hombre que actúa ver antes que nadie esas oportunidades
aprovechándolas en su propio beneficio, con lo cual lleva a cabo un proceso de
descubrimiento de tipo ex novo, esto
es, totalmente novedoso y del cual puede apropiarse.
A su vez, otra
condición importante dentro de este orden espontáneo, está representado por la
sujeción de los miembros de la sociedad a una serie de normas de recto
comportamiento, espontáneas y abstractas que deben ser respetadas por todos sin
privilegios de ninguna clase (Hayek F. A., 1976) . Lo anterior implica tácitamente que
para lograr la armonía necesaria que se requiere dentro de un grupo social, es
importante el implementar cierto nivel de coacción, lo cual evitará que los
miembros de la sociedad transgredan el derecho de otros o se apropien de los
bienes pertenecientes a otros siendo así como la figura del derecho al uso y
posesión de la propiedad privada, juego aquí un papel relevante, ya que esta se
traduce en capital, mismo que como ya se comentó previamente permite producir
riqueza.
Así y bajo
estas dos condiciones ineludibles de tipo particular la primera y de tipo
general la segunda de ellas, es posible la existencia de la figura del libre
mercado, que se caracteriza no solo por ser de naturaleza espontánea sino que
porque en la misma medida y en virtud de esa coacción necesaria, esta también
debe de tener ciertos límites.
Uno de los
principales errores en que las sociedades a través de la historia económica han
caído innumerables veces, está representado por la concesión de poderes al ente
que debe velar porque esas normas de recto comportamiento se cumplan a
cabalidad, siendo este el Estado Gobierno. A través de la historia, varias han
sido las escuelas del pensamiento económico que se han opuesto a la
intervención del Estado en los asuntos económicos tales como la Fisiocracia, la
Escuela clásica, la Escuela Neoclásica y más recientemente la Escuela austríaca
de la economía.
Las razones
para esta necesaria e inminente oposición, pueden resumirse de la siguiente
manera; cuando un Estado Gobierno, logra a través de un mal entendido proceso
democrático obtener un poder mayor otorgado por los ciudadanos, es inevitable
que se cometan toda una serie de errores y arbitrariedades dentro de los
esquemas político, económico y legal, de tal forma que, por ejemplo, en el
ámbito político se propicia el crecimiento desmedido del Estado Gobierno que
comienza a ofrecer toda una serie de servicios ineficientes haciendo crecer su
aparato burocrático creando así empleos que no son necesarios y los cuales es
necesario remunerar lo cual se logra únicamente a través de expoliar a la
ciudadanía mediante impuestos y tributos, de esta manera gana mayor poder con
el paso del tiempo, pudiendo llegar a controlar la vida de los ciudadanos
puesto que se adjudica la prerrogativa de creer conocer de forma omnisciente,
qué es lo que desde su particular punto de vista necesitan estos y para lo cual
hará uso de sus plenos poderes.
De la misma
manera y desde el punto de vista económico, la constante y recurrente
intervención del Estado dentro del sistema financiero nacional, ha sido de la
misma manera otro de los medios a través del cual los gobiernos plenipotenciarios
han conducido la política económica de sus respectivos países a toda una manifestación
de anomalías que evidenciadas en la crisis permanente, limitan en definitiva el
desarrollo de su estructura productiva. Dichas anomalías comienzan desde los
mismos procesos democráticos electorales y por los cuales se les otorga plenos
poderes, con los cuales el siguiente paso en este marasmo económico consiste en
hacer crecer el aparato estatal lo cual consolidará este poder.
Una vez hecho
lo anterior, los gobernantes se dan cuenta de que los exiguos ingresos
obtenidos a través de las diferentes cargas tributarias impuestas a la
población, no son suficientes para cumplir con toda esa absurda e innecesaria
burocracia, ante lo cual se produce un déficit fiscal que puede ser cubierto
mediando diversos mecanismos, tales como, la expansión del dinero y del
crédito, el envilecimiento de la moneda, préstamos otorgados a través de la
banca central y también préstamos otorgados por instituciones bancarias locales
u organismos económicos internacionales.
Cabe mencionar
que, algunos de los mecanismos previamente mencionados se encuentran proscritos
por la legislación en varios países, sin embargo, la facilidad con que la banca
privada puede generar expansión de forma contable y asimismo legal, en el mismo
sentido representa un mecanismo más complejo para la expansión monetaria, la
cual permite abaratar el crédito para que los inversionistas caigan en la
trampa de hacer uso de él para llevar a cabo actividades empresariales las
cuales, puesto que no se derivan de la figura del ahorro voluntario, envía
información errónea al mercado bajo la ilusión de un auge económico artificial
que aparentemente está generando más empleo y bienes para el consumo, por lo
que en el mediano plazo, los agentes económicos percibirán esa situación de un
aumento en la masa monetaria, ante lo cual los precios comenzarán a subir, y
los puestos de trabajo que se crean a través de inversiones anómalas serán
reducidos debido al acortamiento de los procesos productivos.
De esta
manera, dan así inicio los así llamados Ciclos económicos, representados por
una crisis generalizada que se traduce primero en el ciclo recesivo, para convertirse
como resultado de una política económica intervencionista, en un ciclo
depresivo, del cual solo se puede salir únicamente a través de la no
intervención de los gobiernos en el mercado.
Como
complemento de toda esta fenomenología provocada por las políticas
expansionistas y de pleno empleo, la legislación vigente en el mismo sentido
proporciona desde el marco de la amplitud de los poderes del Estado, la
plataforma ideal para la legalización de todas las acciones previamente descritas,
por lo que la puesta en marcha de esas políticas tan nefastas se concreta en
cada período de gobierno, propiciando un verdadero caos, el cual es el
resultado de pretender resolver de forma incoherente problemas que
posteriormente generarán mayores complicaciones de las que originalmente se
pretendía resolver.
De este
manera, y aunque la anterior descripción del fenómeno económico político y
legal es definitivamente actual, no cabe la menor duda en cuanto a que, todo
esto no representa en sí ninguna novedad desde la perspectiva histórica de la economía, ya que desde la
época de los antiguos griegos, pasando por el Imperio Romano, la Edad Media, el
Renacimiento, el Capitalismo liberal, el Socialismo, Keynesianismo y la Escuela
austríaca de la economía, todos estos errores se han venido produciendo de
forma sistemática y recurrente, aún y cuando la figura del libre mercado se
viene predicando desde hace ya casi trescientos años, no se acaba de entender
que esta es la única vía por la cual las sociedades del siglo XXI podrán lograr
niveles de vida más altos, sin privilegios ni intervencionismos estatales.
Este el
momento histórico para consolidar a los sistemas económicos libres a través de
la figura del capital tan necesario para generar así la riqueza de las
naciones.
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