ARTÍCULO NO. 1
LA TERCERA VÍA INTERVENCIONISTA: NI “GALLO” NI “GALLINA”
“Pero
la ideología hoy dominante en el mundo recomienda precisamente el sistema de
política económica que rechazan tanto el liberalismo como el viejo marxismo…” Ludwig
Von Mises.
Sin lugar a
dudas, el desarrollo histórico de la humanidad ha sido posible a través de un
complicado proceso de ensayo y error, mismo que ha permitido a los individuos
asociarse en grupos para conformar así esos entes que se conoce como
sociedades, los cuales a través de los diferentes procesos de intercambio
espontáneos y libres de coacción han logrado así conformar a la civilización
actual.
Todo este
proceso, desarrollado libremente permite que de manera individual, los seres
humanos puedan lograr sus objetivos también particulares, a través de cuya
consecución pueden satisfacer sus necesidades más urgentes. Es entonces gracias
a este proceso el cual es desde todo punto de vista libre, que surge de manera
no deliberada el mercado.
A ese respecto
es necesario mencionar que, el mercado como tal no es como lo ha expresado Mises,
L., un lugar físico, sino que más bien es un proceso, mismo que integra tanto a
vendedores como a compradores y que permite por un lado, fijar los precios de
los bienes y servicios que prevalecerán en esa dinámica y por otro, también
establece hacia qué actividades más eficientes deberán dirigirse los recursos escasos, siendo
esta la forma en que el mercado premia o castiga a quienes logran satisfacer o
no sus necesidades, pudiendo llegar
incluso a anticiparse a ellas.
De la misma
manera y debido a sus características sui
generis, un sistema político libre y que se encuentra regido por la libre
empresa, tampoco concede privilegios ni ventajas de ninguna clase a
cualesquiera de sus participantes, puesto que esto en definitiva lo único que
logra es distorsionar la dinámica del mercado, tergiversando totalmente su
naturaleza. El mercado es entonces amoral, ya que sus acciones no están regidas
por lo que pueda ser considerado como “bueno” o “malo” o asimismo como “justo”
o “injusto”, ya que estos conceptos se encuentran relegados únicamente a las
acciones individuales de los seres humanos.
No puede decirse
bajo ningún punto de vista, que el proceso mercantil sea perfecto en sí, pero si
se puede aseverar que bajo la figura de la libertad, es el que ha propiciado
las mejores condiciones para que la humanidad logre su actual progreso. De esa
cuenta, no es de extrañar que a lo largo de la historia que se remonta a apenas
casi trescientos años, hayan surgido ideas y pensamientos que pretenden
desvirtuar las ventajas del sistema de libre mercado, haciéndolo aparecer como
un enemigo de las clases desposeídas, y calificándolo de voraz, despiadado y
ambicioso, olvidando por completo que las tres características anteriores han
sido en el contexto de la evolución social y biológica, componentes inherentes
al ser humano, mismos que le han permitido poblar y aprovechar los recursos de la tierra
durante los últimos 20,000 años.
Así, bajo esta
línea de pensamiento abiertamente anticapitalista y por ende antiliberal, surge
en el siglo XIX, bajo el concepto racional constructivista el ideal Socialista
impulsado por Karl Marx y Frederick Engels, quienes despotrican contra el orden
del libre mercado, en nombre de la igualdad y de la justicia social,
proponiendo que los medios de producción pasen a manos del Estado quien los distribuirá
equitativamente, constituyéndose en la falacia más grande en la historia de la
economía.
Así, y hasta
este momento, se evidencian entonces dos caminos o vías para el desarrollo,
siendo la primera el Capitalismo liberal y la segunda el Socialismo Marxista. Demostrado
ha quedado en los anales de la historia,
el fracaso del segundo de estos, prevaleciendo aún y con obstáculos el primero.
Sin embargo, y no conformes con ello, surge de la mente de Lord Maynard Keynes
a principios del siglo XX, una tercera alternativa, la cual encuentra la
coyuntura perfecta gracias al colapso económico que ocasionó la depresión de
1929, misma que tuvo su origen aunque la mayoría no lo sabe, en la intervención
del gobierno norteamericano en el sistema monetario y financiero.
Es de esta
manera como, para desviar la atención del público en cuanto al origen de la
crisis económica, se plantea como alternativa el otorgarle al Estado una mayor
participación en el sistema, impulsando de esta manera su intervención
sistemática en la economía, planteándose así
la llamada “Tercera vía” o sea el permitir que los gobiernos se hagan
cargo de resolver los problemas que supuestamente el capitalismo provocó y que
no pudo resolver, lo cual es totalmente falso por lo expresado previamente.
De esta manera,
se formula un híbrido entre Capitalismo y Socialismo, al cual denomina Mises, L., como Intervencionismo, el cual se
caracteriza por rechazar algunas medidas de tipo socialista como la eliminación
de la propiedad privada y del mercado, conservando estas, pero de forma
limitada y restringida a los intereses
del ente Estatal quien es el que decide qué producir, cómo producir,
cuánto producir y para quien producir.
Lo anterior y
que responde al título del presente artículo demuestra que si no es ni
Capitalismo ni Socialismo, en definitiva no tiene la capacidad de responder
como sistema, ni a la satisfacción de las necesidades individuales ni a la
figura del mercado, restringiendo las libertades a través de límites
insoslayables por parte de los gobiernos a figuras como la propiedad privada, lo cual les
permite ejercer un control sistemático cada vez mayor sobre todos y cada uno de
los aspectos de la vida diaria de la sociedad, gracias en mala hora a la
ampliación concedida a los poderes del Estado “benefactor” o “de bienestar”.
Todo esto
demuestra así, que los sistemas políticos y económicos que pretenden mantener
la figura del mercado pero que a la vez restringen la propiedad privada, no son
ni “gallo” ni “gallina” porque se constituyen en un fantoche que no permite determinar el rumbo
que cada nación debe tomar en aras de consolidar su desarrollo, tal es el caso
de la así llamada “Tercera vía” o Intervencionismo.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS:
Von Mises, Ludwig.
Crítica del Intervencionismo (El mito de la tercera vía). (2001) Unión
Editorial, España.
Quetzaltenango,
21 de abril de 2014.
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